martes 21 de marzo de 2006  
 
SECCIONES
 
  
Marzo 16 de 2006
EDITORIAL
Los regalos de Evo

El presidente Álvaro Uribe visitó La Paz y regresó con un retrato de Simón Bolívar perfilado en hojas de coca y una misión ‘autoasignada’ de mediar a favor de los intereses bolivianos en Estados Unidos. La peculiar obra de arte no es fruto de una nueva era estética inaugurada por el presidente Evo Morales, defensor de los cocaleros, sino que se inscribe en una tradición boliviana de varias décadas, consistente en recordarle al mundo que la hoja de coca ha sido inocente producto de consumo milenario. No hay viajero, ilustre o modesto, que aterrice en La Paz y no reciba su dosis de té de coca para el mal de altura; quizá el presidente Uribe también se benefició de su reconfortante efecto.

El regalo del mandatario boliviano a su colega colombiano no es el primero que lleva implícito un mensaje de reivindicación de la hoja de coca. La secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, también recibió un singular presente de Morales la semana pasada, durante la visita que ambos hicieron a Valparaíso, sede del Congreso chileno, para asistir a la toma de posesión de la presidenta Michelle Bachelet. Evo le dio un charango (instrumento de cuerdas típico del altiplano boliviano) adornado con incrustaciones de hoja de coca. ‘Condi’ no se percató inmediatamente de qué estaba hecha la franja verde que cubría la parte superior del instrumento, pero trascendió que después sus asesores manifestaron inquietud por tener que llevarlo a Estados Unidos.

El significado político de los dos gestos es inocultable. Para nadie es un secreto que Morales defiende la importancia cultural que la hoja de coca tiene para su país, en oposición a lo que piensa el gobierno de Washington, empeñado en la erradicación total de las plantaciones como parte de su guerra contra el narcotráfico. El regalo a la secretaria Rice subrayó claramente la posición de Evo, que resumió después con una frase: “No somos de la cultura de la violencia, del narcotráfico, de la cocaína”.

Es elocuente que el otro regalo fuera para Uribe, aliado de Estados Unidos en la guerra antidrogas y promotor de la fumigación de los cultivos que Morales no considera ilícitos. Es obvio que el presidente boliviano también quiso marcar sus diferencias con su colega colombiano, con el que además discutió los efectos negativos que tendrá para Bolivia el TLC que Colombia firmará con Washington.

El verde ícono de Bolívar debe estar ornando ya la Casa de Nariño. Bienvenido. Pero, si nos atenemos a la tarea que cumplió Uribe en La Paz –informar a los productores de soya bolivianos que no les compraremos más su producto–, lo indicado para formar el retrato no eran hojas de coca, sino vainas de soya.

editorial@eltiempo.com.co



Imprimir Enviar Las más recomendadas
Comente
esta nota
Ver comentario


 Editoriales de otras fechas

La ONU se reforma
Calle 80: un primer paso


 Herramientas  
Imprimir  
Enviar  
Las más recomendadas  
Comente esta nota  
Ver comentario  



 Nuestros servicios  
  Escríbanos
Titulares vía e-mail
Crucigramas>
Archivo electrónico
Clasificados
 


Aviso legal y cláusula de privacidad
COPYRIGHT © 2006 CASA EDITORIAL EL TIEMPO S.A.
Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin autorización escrita de su titular.
Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved