¿Cómo percibe el medio
artístico local?
Carmen María Jaramillo,
curadora independiente:
Mi percepción es que no hay el
optimismo desmesurado de comienzos de los noventa. Se ha disminuido el volumen de
trabajo, pero no la actividad. Los artistas siguen investigando, exponiendo y
generando ideas a partir de pautas netamente personales, en una búsqueda más
honesta y con menos presión comercial, debido seguramente a la crisis del
mercado y al cierre de las galerías.
Sin embargo, los espacios del
arte se están replanteando: se han abierto espacios donde los artistas pueden
presentar proyectos respondiendo a necesidades específicas y en los que
realizan propuestas de acuerdo a reglas propias de la obra y no necesariamente
a parámetros institucionales.
José Ignacio Roca, B.L.A.A.:
El medio artístico colombiano
presenta una paradoja (eso no lo digo solamente yo, lo he hablado muchísimo con
curadores externos que nos han visitado recientemente como Carlos Basualdo y
Madeleine Grynsztejin) y es que a pesar de que hay en el país muy pocos museos,
centros de arte contemporáneo, historiadores, curadores y aún menos críticos
que merezcan ese nombre, pocas revistas especializadas y poquísimas galerías,
de todas maneras hay un medio artístico sólido y artistas con un elevado nivel
de calidad y de complejidad de discurso que están claramente al tanto de las
discusiones del arte contemporáneo.
Andrés Zambrano, editor
cultural de El Tiempo:
La presencia de variados proyectos
individuales, que surgen por la simple necesidad de crear y que no dependen
necesariamente del asistencialismo estatal me parece un ruptura importante en
el plano creativo. La calidad de sus propuestas está siendo validada por su
competitividad en el exterior, donde ya no prima la mirada de lo exótico.
El punto débil está en la
parte de gestión, no existen los suficientes mediadores que permitan crear las
condiciones para que los proyectos culturales salgan adelante y se
autofinancien. La cultura como bien de consumo suele pensarse como una herejía.
Es necesario fortalecer el aspecto de la gestión para fortalecer los discursos
locales y hacerlos competitivos en un mundo cada día más globalizado.
Alejandro Mancera, estudiante
de arte:
Mi campo de visión -sobre el
medio artístico nacional- estáá limitado y a la vez potenciado por mi situación
actual como estudiante de una institución académica (la universidad) en la que
es bastante posible que los estudiantes nos estemos
educando como en un invernadero,
es decir en un ambiente controlado, que no nos limita, pero si nos aleja del
afuera, de preocuparnos por una verdadera conexión con el mundo y con nuestra
realidad nacional.
Este "efecto
invernadero" resulta paradójico cuando nos damos cuenta, que la situación
del arte colombiano no es muy distinta a la de las riquezas que tiene nuestro
país en términos ambientales, variedad de climas y pisos térmicos, ecosistemas,
fuentes inagotables de agua y tierras de cultivo, pero todo esto sin políticas
de aprovechamiento y conservación que posibiliten la autogestión y así la
aparición de una producción cultural coherente con lo que somos.
Creo que podemos comenzar por
cambiar los fertilizantes por un poco de abono natural, que tanto abunda en
nuestras sabanas, concientizarnos del potencial que tenemos y ponerlo a
funcionar. Aquí en Colombia esta todo por hacer, hasta la historia del arte
colombiano esta por escribirse.
Jaime Cerón, I.D.C.T.:
Me parece acéfalo, incierto.
Se siente cada vez menos un objeto fundamental dentro de él. Como que no se
sabe cual es el paradigma que sostiene esta actividad, o cual sería la
aspiración hacia la cual todos nos dirigimos. Cada cual parece tener una
inquietud distinta, un interés distinto. No hay consenso alrededor del cual se
encuentren todos esos intereses para crear una comunidad real. Siento que la
comunidad artística no existe. No hay planteamientos rigurosos, confrontaciones
de verdad.
Hay como una pérdida de
vitalidad, como si se pensara que la actividad artística es cada vez menos
importante. Como si se pensara que no vale la pena llevarla a cabo y que por lo
tanto no tiene importancia a nivel histórico. Esto hace que nada valga la pena
para mucha gente, lo que se traduce en la ausencia de juicios que puedan crear
discontinuidades en el campo artístico, que separen una cosa de otra, que
muestren énfasis distintos.
Ese "todo vale" es
como un totalitarismo a la inversa. Creo que es muy sano volver a tener
criterios y posiciones claras que posibiliten la confrontación, ya que esto
genera un reordenamiento de todos esos valores que se van aceptando pasivamente
alrededor de una actividad como la artística.
Federico Guzmán, artista y
gestor español residente en Bogotá:
No me muevo mucho en los
circuitos convencionales. El material de mi trabajo es la vida cotidiana. En
este aspecto me ha botado una corriente brutal el vivir esta ciudad a diario,
su caos, su ruido, los avisos, el lenguaje, que a pesar de ser el mismo que se
habla en España define aquí cosas muy diferentes, producen desplazamientos.
La gente es muy vital. Parece
que hay una sensación de vivir más al día que en España. Desde mi punto de
vista las cosas están todas por hacer. Su precariedad da para inventar nuevas
formas de hacer, lo que permite reflexionar o tomar "atajos" para
rodear las cosas que se han hecho en otros sitios. Esto es algo que hay que
aprovechar. Para mí, vivir en Bogotá es toda una experiencia. Un sueño.
Adriana Sabogal, productora
independiente:
Bien, creo desde mi visión
como productora que el medio artístico colombiano no existe como tal, como
medio, como entorno en el que los artistas puedan nutrirse unos de otros y
exista una comunicación, interrelación, intercambio entre unos y otros. En un
"medio" varios habitan, cohabitan, intercambian.
Existen muchos artistas, unos
verdaderos, otros que se lo creen y otros que no los son ni llegarán a ser. No
hay políticas ya que el estado cultural (por llamarlo de alguna manera)no existe. El arte no está dentro de nuestra educación ni
dentro del cotidiano colombiano, por lo tanto es imposible que un gobierno
piense en él, o siquiera contemple el destinar fondos para él.
Sinembargo algunos creemos que
el arte es la forma más sublime y perfecta creada por el hombre para
comunicarse con el mundo. Para decir lo que tiene que decir. Faltan escuelas,
URGENTEMENTE. Me gusta su espacio de opinión.
David Conto, diseñador:
En mi modesta opinión, creo es
evidente que aquí en Colombia no existe un medio artístico configurado y
consolidado, si partimos del hecho que ni siquiera existe un cuerpo de
políticas proactivo, prospectivo y programático para artes, por parte del
gobierno – cuento viejo. Hay que reconocer que de unos años hacia acá la
actividad cultural en artes ha sido ostensiblemente más prolija en cantidad,
gracias a innumerables pero esporádicos y desarticulados empujes a través de
concursos, festivales, eventos etc., que más allá de conformar parte de un plan
cultural nacional, son empresas aisladas montadas al interior de las
dependencias administrativas con el interés de, en muchos casos, simplemente
cumplir con la agenda, la ejecución de presupuestos y la "buena
gestión" de las cabezas. Con otras palabras, algunas veces sinceramente
culturales en intención, pero la mayoría, decididamente faranduleros y
publicitarios – en subsidio de la imagen corporativa de las administraciones
locales – todo lo cual se ha dado en confundir por parte del ciudadano común y
del ingenuo artista, con un naciente movimiento artístico.
Desde otro punto de vista, es
claro que los movimientos y medios artísticos nacionales en otros países se han
gestado y difundido en y desde focos geográficos definidos: las ciudades,
capitales o no de nación, provincia, estado o departamento, apelando por el
buen nombre de la cultura artística de todo el territorio nacional. Aquí en
Colombia estos focos alcanzan a ser contados con los dedos de una mano. Se
nombran Cali, Medellín y Bogotá como sedes para muchos proyectos y se escuchan
las procedencias de los artistas que inevitablemente siguen migrando hacia
alguno de estos tres destinos en busca de una academia apenas digna o de ese
"medio" que les permita confrontar su concepción, pero poco o nada se
conoce de la producción artística en Tunja, Pasto, Barranquilla, Bucaramanga,
Cúcuta. En otro plano más complejo, se tendría que hablar al respecto, de la
inequitativa riqueza cultural, de la insípida disposición, la diversidad social
y las prioridades económicas que conforman la situación integral del país, a
partir de las cuales en conjunto se hace más confuso y difícil enfocar un
proyecto cultural nacional al servicio de acuerdos y prioridades sociales,
acaudillado por o referenciado desde la producción artística.
Me parece oportuno hacer
notar, por otro lado, que el sabor que me deja el apelativo de "medio
artístico", cada vez que lo he escuchado, es la imagen de un grupo
reducido de genios visionarios de la plástica vestidos de negro o de atuendos,
aderezos, peinados y mochilas peculiares que se congregan periódicamente en
galerías, que engullen vorazmente la difusión de la agenda cultural de la
ciudad a ver a qué evento inaugural se van a agolpar, que transforman su look
cada vez que hay llamado masónico a meeting en el bar o la tertulia de turno.
El espaldarazo, la lambonería, la hipocresía y el lobby para presupuesto
también son parte de los proyectos tanto personales como culturales pero creo
que es necesario no hacerlos tan evidentes porque entonces en dónde queda la
cualificación para el resto de las expresiones artísticas, las formales y las
informales, las académicas y las socialmente naturales emergentes, las
intelectualistas y las populares.
Por último, para cerrar esta
opinión general, creo que estos espacios de opinión deben ser extensivamente
utilizados, explotados y difundidos por cuanto medio sea posible para que la
diversidad se haga presente en la confrontación de conceptos y podamos
participar al lado de los sempiternos Alvaro Medina, Jaime Cerón, José Ignacio
Roca, Gustavo Zalamea y Alberto Saldarriaga entre otras personalidades.
José Roca, B.L.A.A.:
Uno de los lugares comunes en
nuestro país es el de decir "aquí está todo por hacer". Este tipo de
afirmaciones vienen siempre de personas externas a los sitios en los cuales
efectivamente se realizan las acciones (en cualquier campo); igual son críticos
de arte que de fútbol, o de teatro. La mejor crítica es siempre la acción. Tras
un periodo relativamente largo de escribir la Columna de arena como un proyecto
personal dirigido a una comunidad relativamente pequeña y cerrada, decidí
aceptar la oferta del periódico El Tiempo para escribir una columna de crítica,
debido a dos factores precisos: de una parte, consideré que la visión que
estaba dando el único crítico activo en el periódico en ese momento, Juan
Camilo Sierra, era claramente sesgada (en contra de toda manifestación
contemporánea y de todo lo que se realizara en el Museo de Arte Moderno de
Bogotá), y que era necesario que el público tuviera otra(s) opinión(es).
La segunda fue mas poderosa:
en toda conversación en el medio artístico surge el eterno "aquí no hay
crítica", o "aquí nadie escribe", pero ninguno de los que repite
esta retahila está dispuesto a exponer sus criterios y opiniones públicamente,
porque la abulia nos mata y, como Bartleby, el personaje del cuento de
Melville, preferimos no hacer las cosas para no complicarnos la vida.
Desconocer el trabajo del Ministerio de Cultura (foros, conferencias,
exposiciones, Salones, becas de creación, y un largo etcétera), del Instituto
Distrital de Cultura y Turismo (Premio Luis Caballero, exposiciones en el
Planetario, Salones en las localidades, el enorme proyecto de becas y premios
del Umbral) y del Banco de la República, por citar tres de los ejemplos más
visibles, es muestra de desconocimiento o de mala fe.
¿No hay acción cultural en
Colombia? ¿Comparados con quien? ¿Con Francia, nuestro paradigma de siempre?
¿Con México?. Pienso que sí hay políticas, sí hay
acción cultural en nuestro país -y no solamente en Bogotá sino een otras
regiones-, y que hay que frenar esta percepción errónea. Las cifras de lo que
hace el Distrito, solamente, o las actividades del Banco de la República en las
24 sucursales en las que tiene Area Cultural son prueba de que hay unas
políticas de estado frente a la cultura. Siempre es deseable una acción más
intensa, pero esta no se dará sola: el tiempo que ocupamos en "polémicas
del deporte" y en discusiones de tertulia deberíamos ocuparlo en hacer.
Así de sencillo. Así de difícil.
Este espacio se presenta para
que esas voces que "no tienen espacio" se manifiesten. Pero también
vale la pena anotar que el Internet permite que cualquiera con un computador,
acceso a la red y unas cuantas direcciones pueda difundir su pensamiento.
¿Cuantos lo hacen?
Mariana Varela, artista:
En el medio artístico aparecen
cada vez más artistas lo cual es muy importante, una sociedad conformada por un
grupo grande de ellos, expandiendo su pensamiento, ayuda a crear otros niveles
de comprensión del mundo al confrontar al espectador con estos nuevos modos de
hacer arte.
Pero estos esfuerzos se
pierden al no existir un examen constante y serio de cada uno de estos
planteamientos, es importante un seguimiento riguroso de su desarrollo para que
el público sea realmente educado dentro del proceso de replanteamiento
constante del hecho artístico. Esto hace que no se desarrolle una comunidad
artística coherente. Las políticas de exposición son dispersas, lo cual genera
desorden. Obviamente la falta de respaldo por parte de los organismos estatales
a ayudado en parte a esta dispersión, como también ha
contribuido muchísimo la falta de una crítica objetiva y constante. Todas estas
buenas intenciones de los artistas quedan en manos de la frivolidad e
inmediatez de los medios.
Pero no todo es malo, con el
cierre de las galerías comerciales y la falta de espacios para el arte,
aparecen otro tipo de espacios que cada vez son más corrientes, y es cuando se
agrupan varios artistas con un fin determinado, esto poco a poco va creando un
consenso, ya no trabajamos como se hizo en los 50's, o los 60's y aún los 70's,
individualmente y proponiendo un "estilo". Este cambio también toca a
los galeristas que quedan, ellos tienen que acogerse a estas nuevas actitudes y
estudiarlas si es que están interesados en elevar sus niveles de conocimiento.
Foros como este agrupan y empiezan a generar inquietudes y reflexiones en torno
al arte, cosa que no sucedía antes.
Luis Luna, artista:
El medio artístico colombiano
esta bien. Lo que esta en veremos es el país!
Lo mejor es seguir los pasos
pragmáticos de los HACEDORES no pararse cada rato en una seudoevaluacion para
darse latigazos (en el mejor de los casos a uno mismo como a un nazareno) sino
hacerla a la marcha y con la confianza necesaria. Y eso sí BUENA LECHE>
Primer paso. Darle una
alternativa a ese elefante blanco del Salón Nacional.
No es que haya que darle
contexto a nuestro trabajo. Mientras lo hacemos lo vamos abriendo. Lo mismo
pasa con la identidad. Eso es algo que se vive y no que se escribe. Ya pasaron
las épocas de la ilustración y la retórica libertaria. Pero la cuestión es
valida. Hay que darle una alternativa al Salón para no sentirse uno presionado
a crear estrategias publicitarias con el arte para llamar la atención de unos
cuantos taciturnos. Esto es algo concreto y realista y que esta en nuestras
manos.
Rafael Ortíz, artista:
El medio artístico colombiano,
hasta hace relativamente corto tiempo, estuvo diseñado para sostener un sistema
piramidal dirigido a legitimar solo a unos pocos: LOS GANADORES. La mente del
artista medio colombiano creció bajo este postulado, "imposible" para
la mayoría (incluido yo). La respetada crisis nacional permite una alta
deserción al modelo ideal del artista colombiano. Un regreso inesperado
a la docencia por parte de muchos artistas, desconfianza y crisis ante la
galería, fragmentación del acto creativo; proyectos, concursos, propuestas,
nuevos eventos, otros salones, etc.… y artistas que deciden salir del país ante
las condiciones actuales, son algunos de los "desplazamientos" de la
escena artística actual.
Los espacios de convivencia
artística ¡ya no son los mismos!, lo dirán con nostalgia algunos
mediadores y artistas. El periodo SAMPER explosionó aquello que pensábamos
unitario e infinito: La relación PODER-ARTE a favor o en contra, dejó de ser la
única opción de existencia del artista. Otros espacios, otros lugares e
inventos abren y generan nuevas posibilidades de ser.
Una revisión a las metas del
artista, una actitud reflexiva y crítica con relación al acto creativo y un
mayor énfasis en los procesos puede ser de beneficio para CURARSE de aquello
que es crítico ahora; comercialización a toda costa, introspectivas en el MAM y
arte público con sabor institucional. Estos tres puntos con relación a la
imagen pública, pero tal vez lo que más me interesa resaltar es la actitud
interior o que condiciones podrían acompañar al modelo del artista 2000:
Desmonte de la personalidad dirigida a crear un nombre que lo justifique
socialmente, una actividad que se concentre en los procesos reflexivos acordes
a las necesidades interiores del artista, resonancia educativa y actividades de
grupo que permitan un tejido social hipersensible.
Los puntos expuestos
concentran un pensamiento que describo de la siguiente manera: Que el arte y su
productor son una sola cosa en continuo movimiento y que el resultado de esta
relación únicamente puede ser estimado por su actitud, fuera de
cualquier acondicionamiento social.
Adriana Arenas, artista:
Mientras hayan artistas, criticos,curadores, museos, espacios alternativos (comerciales o no), institutos de cultura (municipales,departamentales), presupuestos, gestores culturales con sus ONG-s, academias y un publico tiene que existir un mundo del arte. La pregunta es, Cual es la escencia de la relacion entre los distintos jugadores-entes? Que se promueve? Y cuales son las motivaciones detrás de los que asignan los espacios y presupuestos, los que producen el arte y los que dufunden la cultura? Existe un dialogo entre nosotros o mejor existe una intencion real entre las partes de abrir un dialogo que contenga o invite individuos que no pertenezcan a un grupo distinto al que pertenecemos y por ende comodo y autoalagador. Y mas aun, con que tipo de dialogo estamos dispuestos a comprometernos.
Despues de mucho pensar, yo he llegado a la conclusion que el peor tipo de violencia que se vive en Colombia es la del dia a dia. La desconfianza y la intolerancia unida a un deseo desmesurado de autoafirmarce impiden cualquier tipo de dialogo. Tambien creo que si no hay presupuestos asignados a la "cultura" no es solamente por la situacion economica sino por que los que tienen la habilidad polilitica y gubernamental de asignar esos presupuestos no creen en el mundo del arte o la idea que tienen del mundo del arte es sacada de las revistas no de un entendimiento de que es un mundo del arte.
David Conto, diseñador:
En primera instancia, quiero
agradecer la invitación que me fue enviada para participar en el foro y saludar
a todos aquellos, que se han hecho presentes en el mismo.
Estoy de acuerdo con dos aspectos trazados en otros
comentarios y quisiera aportar al respecto:
La no necesidad de comparar el precario movimiento
artístico que se está dando aquí, con la imagen de medios artísticos
contundentes de otros países o territorios. En primer lugar, porque hasta donde
tengo información, el quehacer en las artes plásticas, atreviéndome a
generalizar, posee un panorama crítico de nivel global en tanto proyecto
estatal de cultura. Las grandes instituciones se agarran a rasguños de aquellos
hacedores que obran sin divergir mucho del cánon del momento y ante quienes se
pueden exponer críticas que no complejifiquen mucho el acomodamiento a los
conceptos clásicos, o modernos y hasta posmodernos. De esta forma mantienen su
lugar al estilo de las instituciones públicas. En esta medida, el carácter de
imagen que le otorgo se referencia en el hecho de que se podría percibir que
por fuera de Colombia al artista plástico le iría o le va mejor que aquí. Que
tiene mayor libertad de expresión. Que se le otorgan más y mejores recursos. Yo
digo, que el rigor al que hay que inscribirse y circunscribirse - por esos
lados - es el de círculos pequeños que se han fortalecido financieramente a
costa de conceptos y postulados, que a nivel corporativo son simples nichos de
mercado que hay que explotar: artes de nuevos medios y tecnología, arte
africano, arte del desarraigo, arte de la violencia, arte de la nueva era, arte
digital: simples políticas y programas de mercadeo.
Aquí se está reflejando la misma situación pero con
una ingenuidad asombrosa, porque ni hay promoción culturalmente articulada ni
hay negocio bien estructurado.
De otra parte, está la falta de acuerdos sobre qué
es lo que se quiere representar de "nuestra cultura". Y reitero sobre
el pre-supuesto del "proyecto nacional" pro medio artístico, que
creo, es sobre lo que conversamos en este sitio. Pienso que aquí entra a jugar
mucho del paradigma social que pretendemos no dejar escapar: la democracia y su
fundamento de civilidad. No se puede exponer el bien común al bien individual.
Este aspecto es arma de doble filo ya que comienza por confrontarnos con el
hecho social mismo en el que vivimos junto con sus filosofías ambiguas.
Diversidad exclusiva o uniformidad inclusiva. Aquí, nuevamente, se está
actuando con sincrética ingenuidad, porque cualquier morisqueta o fotico de
parranda se valida como acto, proceso u objeto plástico. Se está apelando al
novedoso cuento de hadas de validar la experiencia de vida íntima y personal
del artista o del grupo de trabajo a costo del arte nacional.
Me surgen algunos interrogantes:
¿Arte: ejercicio intelectual o vehículo cultural?
¿Plástica: profesión, quehacer, hobby?
¿Medio artístico: sistema cultural o divertimento
social?
¿Si el arte es otra alternativa de subsistencia en
nuestro medio, por qué no crear un sistema subsidiario explícito? Avaluadores,
ferias, subastas, festivales, talleres-almacén, paquetes de exportación, pero
con una base en criterio de calidad tanto técnica como cultural.
Hasta aquí estas elucubraciones como para no
aburrir.
Quiero dejar en claro que no se desconozco que en
todos los niveles del movimiento artístico con los cuales he estado en contacto
aquí en Santa Fe de Bogotá, D.C., hay muy buenas intenciones, magníficas
actividades y proyectos fuertes aunque sigo creyendo que falta mucho para
llegar a configurar un medio artístico colombiano. Mi método de reflexión es el
de exponer situaciones - de pronto aisladas -, ideas y hasta hechos que
ilustren lo que creo que no debe ser. Con perdón de todos.
Carlos Jiménez, crítico:
Empiezo por aclarar en un
país, donde como se queja Adriana Sabogal
faltan
"urgentemente" escuelas, qué es eso de "medio" artístico. Y
para hacerlo acudo a la clásica distinción establecida por Georg Simmel y
perfeccionado por Tönnies, en la sociología alemana de principios del siglo xx,
entre comunidad y sociedad. La primera es un conglomerado
afectivo, tradicional,
religioso, consanguíneo o cohesionado por las lealtades personales, etc, etc...
y la sociedad es un conjunto humano articulado por
instituciones estatales y/o empresariales, regido por leyes tan explícitas en
su formulación pública como la de los intereses de todo tipo de cada una de sus clases o de sus miembros,
y además laica, racional, innovadora etc, etc... En esta perspectiva cuando se
pregunta por el "medio" artístico colombiano hay que aclarar a
renglón seguido si se lo busca como una comunidad, es decir como una agrupación emotiva, sentimental, tradicional, "los
buenos, los queridos, los viejos amigos" o si se lo interroga como una de
las instancias presumiblemente existentes en nuestra sociedad. Que los
afectivos respondan por la posibilidades
actuales que tienen o no en Colombia de desplegar sus afectos y mantenerlos que
yo prefiero limitarme ahora a comunicar mi personal evaluación del medio
artístico colombiano entendido como una instancia social. Y así considerado
pienso que ese
medio está en este momento
atrapado entre la obsolescencia y la incertidumbre. La obsolescencia de las
instituciones organizadas en los años 50 para darle cuerpo a la segunda oleada
del arte moderno en Colombia (lease museos de arte moderno, crítica de arte en
los mass media, formalismo modernista, coleccionismo, etc), que por seguir 40
años después todavía sujetas al modelo de gestión patriarcal ( omatriarcal:
piensese en Gloria Zea en Bogotá o en Maritza Uribe en Cali ), ya tienen poca o
ninguna posibilidad de supervivencia eficaz en una sociedad donde cada vez son
más numerosos los ciudadanos y menos los "clientes". Cada día son
menos los que piden y consiguen que les den (aunque sea muy poquito) a cambio
de que celebren a voz en cuello la magnanimidad de sus benefactores.
Sus increíbles (si: increíbles, sin ironía)
cultura, refinamiento, conocimiento del arte, capacidad de gestión racional
etc, etc. Pero no sólo la emergencia verdaderamente irreversible de la
ciudadanía, pone en gravísimo entredicho ese modelo mezcla perversa de modernidad
y de gamonalismo, sino también el hundimiento del coleccionismo privado -
burgués para ser exactos, que secundó esos museos, esos críticos, ese
formalismo, y que ya no compra arte de aquí o porque se marchó del país y
reside en Miami o en Nueva York , o porque no les interesa el arte que hacen
ahora en Colombia los mejores -! qué digo¡-, los artistas mas consecuentes con
su coyuntura histórica. Obviamente quedan los nostálgicos: por ejemplo Juán
Camilo Sierra, para quién, tal y como lo ha escrito públicamente en su columna
del diario El Tiempo, no hay ni ha habido en este país una crítica como Marta
Traba, que para él fué epítome, paradigma insuperable de la crítica de arte y
que para quienes no somos sus fanáticos fue simplemente la expresión, la cifra de
un proyecto de modernidad ahora definitivamente empantanado.
Esto en cuanto la obsolescencia. En cuanto la
incertidumbre añado que el arte más pertinente que se está haciendo en Colombia
- y del cual para mí son destacados ejemplos Nadín Ospina, Jose Alejandro
Restrepo, Carlos Blanco, Guillermo Marín, etc, etc -, tiene en su contra la
obsolescencia de las estructuras museísticas ya mencionadas(que todo lo deciden
a dedo: ¡atención a Giorgio Anteil !) , el desprecio actual del Estado por el
arte, el " eclipse " de los coleccionistas privados ( y su
consecuencia : la crísis de las galerías) y last but not the least: la
voluntad común de los medios
de reemplazar a los críticos por los informadores y los simples comentaristas.
¡Ah! Y la falta y la debilidad de las escuelas. Pero, con todo, no me
desespero: como ya dejó dicho Luis Luna en este mismo foro :
el arte está allí y más, muchos más
problemas de supervivencia
tiene el país.
Franklin Aguirre, artista:
Quisiera referirme a este
enunciado tan provocador mediante metáforas, sin tomar una posición evasora,
más bien genérica y personal a la vez, pues mi tarea no se basa en teorías
foráneas difícilmente aplicables en nuestro extraño contexto, mas bien en
ejercicios prácticos que han servido de diagnóstico frente a este momento y
este espacio en el que de una u otra forma nos ha tocado vivir. Veo el arte
colombiano como la obra de María Teresa Hincapié en el Salón Nacional del año
96; como una serie de pequeños brotes de pasto aun verdes sobre el soporte menos
conveniente. Veo grupos aislados sobre un piso frío esperando que en algún
momento alguien se apiade y les riegue un poco de agua. Veo a entes genéricos
preocupados en que los brotes no mueran. Veo vasijas "llenas" de agua
a medias. Veo que se aproxima una fuerte lluvia. Veo el arte colombiano como La
Torre Colpatria, de noche, cuando los colores brillan más detrás del cristal de
una copa. Veo al arte colombiano como un atractivo turístico costosísimo, pues
su tiquete de ingreso cuesta 4 ó 5 años de academia como mínimo para poder
acceder apenas al ascensor. Veo que los ascensores se pueden desprender en
cualquier momento, asesinando velozmente a artistas, críticos, marchantes y
espectadores por igual sin consideración alguna. Veo una tentadora plataforma
para lanzarse al vacío entre luces de mil colores logrando una espectacular
caída. Veo a muchos fotógrafos desconcertados. Finalmente no veo nada. Veo al
arte colombiano como la música japonesa, tan disonante, tan confusa y tan
inexplicable. Veo al arte colombiano como Shakira cantando Magia o actuando en
El Oasis, Veo a Colombia y a su arte como Assh cazando Pokemones torpemente,
Veo al arte colombiano como a las tres virreinas mundiales de la belleza que
casi pudieron y volvieron con una grandiosa fama local. Veo a nuestro arte como
nuestra cara en CNN ante el mundo. Veo nuestra cara enrojecida por la segunda
palmada. Veo Gordas metálicas con las piernas enyesadas y llenas de pulgas,
adornadas con coronas de orquídeas virtuales. Veo a uno que otro nombre latino
en Art Forum o Wall Paper. Veo a maestros acróbatas que saben eludir aduanas
rígidas y espacios herméticos. Veo en las revistas que lo latino está de moda y
en otras que ni de fundas. Veo que desde afuera de la casa, y mientras más
lejos se esté, todo se ve más pequeño, incluso el mundo. Veo que el mundo de
afuera es irreal. Veo que el mundo real es este. Veo que antes eran militares,
después pequeños funcionarios, luego ciclistas y posiblemente muy pronto
artistas. Veo que hay que aprender primero y enseñar después. Ver primero y
opinar después. Veo que el que ha perdido sus manos se lamenta por lo que no
pudo tocar cuando aun las tenía. Veo que los que tienen manos no utilizan los
pies, los ojos ni la lengua. Veo aterradoras glorias locales, Veo que el único
obstáculo es el espejo. Veo que es un buen momento para hablar y aun para
hacer. Veo sólo a través de mi cristal. Veo que nadie me ve, creo que ya puedo
salir.
Jaime Iregui, artista:
Quiero saludar y agradecer
tanto a las personas que han participado en este espacio como a los que siguen
con atención su desarrollo.
Comparto la opinión de David Conto en el sentido de
que "estos espacios de opinión deben ser extensivamente utilizados,
explotados y difundidos por cuanto medio sea posible para que la diversidad se
haga presente en la confrontación de conceptos" y que de alguna forma
complementa los espacios de opinión que -hace muy bien en recordarnos José
Ignacio Roca- realizan (además de muchas otras actividades) instituciones como
el Instituto Distrital, el Ministerio de Cultura, el Banco de
Con la pregunta que se abre este intercambio de
opiniones se busca más la participación y el contraste de puntos de vista que
el generar un consenso o definición de lo que "realmente" es el medio
artístico. Creo que cada uno de nosotros tiene su propio punto de vista y es
precisamente su intercambio (como bien lo anota Adriana Sabogal) lo que lleva a
que nuestra experiencia del medio cambie y se actualice.
En cuanto a la visión del medio artístico como
sistema social y/o comunidad que propone Carlos Jiménez me gustaría
complementarla con otro modelo de la sociología alemana reciente que creo puede
ser de utilidad a la hora pensar en medio artístico: Niklas Luhmann parte de la
cibernética y de las investigaciones del chileno Humberto Maturana
(auto-organización) cuando plantea que "el sistema social se encuentra
compuesto por comunicaciones: los elementos del sistema social son
comunicaciones que van encadenándose unas a otras, generando -y siendo
generadas por- un sentido intersubjetivo que establece los límites del
sistema." Es decir "cuando se da una comunicación interpersonal,
aparece un sistema social, y de cada comunicación con sentido surge una
"historia".
Desde esta óptica (una más entre muchas), podemos
entender que hay varios sistemas sociales actuando en un espacio de opinión,
generando continuamente "sentido" e "historias" a partir
del intercambio de comunicaciones (observaciones, reflexiones, propuestas,
ideas, eventos, etc).
Sobra decir que este conjunto de sistemas sociales
está conectado a un contexto más amplio de sistemas (universidades, museos,
instituciones culturales, medios de difusión, realidad nacional, etc.). En
resumen, a la hora de pensar el medio como sistema social se puede tanto desde
lo macro como desde sus unidades básicas que, según Luhmann son las
comunicaciones.
Esto en cuanto al medio en su aspecto formal. En
términos de contenido podemos cuestionarnos como lo hace Adriana Arenas: ¿con
que tipo de diálogo estamos dispuestos a comprometernos? Propongo que con uno
de carácter netamente constructivo que plantee a partir de una reflexión
crítica, opciones y/o acciones posibles, pues como bien lo dice Andrés
Zambrano: "es necesario reforzar el aspecto de la gestión para fortalecer
los discursos locales y hacerlos competitivos en un mundo cada día más
globalizado."
En este sentido quisiera proponer la gestión no
sólo como la materialización de proyectos culturales, (o búsqueda de
alternativas al Salón Nacional como lo plantea Luis Luna) sino como el reforzar
el intercambio de opiniones con el objeto de reorganizar tanto nuestra forma de
percibir como de actuar en el medio artístico.
Antoni Muntadas, artista:
Sigo las contribuciones,
discusiones, pareceres, opiniones... a traves de los distintos foros y me
parece muy importante esos debates que refleja una necesidad, interes y nivel
muy importante para el clima cultural...querria agradecer la generosidad de los
contribuyentes por su tiempo y sus ideas...sobre todo para los que los seguimos
a cierta distancia
Gabriel Turriago, politólogo:
Quiero agradecer a quien(es)
de forma anónima me han convocado a este foro, siendo bastante lego respecto al
particular. Debo manifestarlo. Sin embargo, arriesgo estas líneas para
saludarlos y dejar un pensamiento a sus participantes.
Pienso que es de la mayor importancia que se haya
convocado esta reflexión, la cual enmarcarìa no solo desde la evidente crisis
que vivimos sino, además, desde la sociedad del aprendizaje que va construyendo
el pensamiento colectivo a través de este ejercicio.
Valga decir, que desde el punto de vista de la
crisis es absolutamente reconfortante que se acuda a la razón, como partera que
ha sido de las civilizaciones, para que desde allí, se cuestione el uso que le
damos a la inteligencia. Y esto cobra toda su vigencia cuando se trata de
reflexionar sobre el medio artístico y su papel ante las transformaciones de la
realidad. En otras palabras, es abordar la relación entre el poder y el arte
que sugiere Rafael Ortíz.
El arte como la máxima expresión universal de lo
público, como expresión de lo que nos interesa a todos, es por ello expresión
de la razón. Mientras que el poder pretende regular esa expresión de la razón
pública. De allí que el malestar de la cultura se exprese con toda su
contundencia a través del arte; expresión que nos recupera de la barbarie y la
muerte. Y pone de manifiesto las aberraciones de la inteligencia.
La inteligencia así vista reconoce la PRESENCIA de
la expresión artística, mas no la incorpora como EXISTENCIA de lo público,
desconociendo que ética y estética son inseparables para una cultura que
reconoce al hombre como el centro de todos sus esfuerzos. No me refiero a nada
distinto que a eso que hoy llamamos los colombianos construir la paz.
Afortunadamente, el "medio artístico"
está abriendo sus ojos...
Debate sostenido en Esfera Pública
Marzo a mayo del 2000