Polémica en los medios por el performance de Tania Bruguera

El caso del performance llega a los medios con gran despliegue, lo cual genera una amplia gama de reacciones por parte de las instituciones implicadas, el gobierno, la artista y algunos miembros del medio artístico.

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El Tiempo publicó con gran despliegue -titular en primera página y una página en sección nacional- el caso del performance de Tania Bruguera, que tuvo lugar dos semanas antes (28 de agosto de 2009) en el marco de un encuentro internacional en la Universidad Nacional. ¿Por qué no menciona que el performance tuvo lugar dos semanas antes?, ¿por qué esperar dos semanas para publicar y hacerlo justo cuando se discute en la Corte el consumo mínimo?

Todo era tranquilidad en la obra que la artista cubana Tania Bruguera presentaba en el edificio de la Escuela de Bellas Artes de la universidad, hasta que una mujer  empezó a ofrecer cocaína en una bandeja de vidrio a los asistentes. El evento -que era parte del ‘performance’ de esta cubana reconocida con prestigiosas becas y premios internacionales- sucedió durante los últimos días del VII Encuentro del Instituto Hemisférico de Performance y Política, convocado por ese instituto que investiga las prácticas corporales en el arte, con sede administrativa en la Universidad de Nueva York. De él hacen parte universidades de todo el continente, entre ellas la Nacional, coorganizadora del certamen. Contó con el apoyo del Ministerio de Cultura y la Alcadía de Bogotá, entre otras entidades.

La fama de Bruguera hizo que el recinto estuviera abarrotado y que se ubicara una pantalla en el exterior. No en vano ha participado en eventos mundiales como Documenta (en Alemania), en las bienales de Venecia (hizo un acto en el que abría la posibilidad de morir de un tiro frente al público), Johanesburgo, Sao Paulo (Brasil), La Habana, Shangai (China) y  recibido becas como la Guggenheim y  el premio Príncipe Claus, en el 2000 (entregado en Holanda).

La artista había llevado a tres personas para hablar. Supuestamente eran un paramilitar (reinsertado), una ex guerrillera y una desplazada. Según cuenta una persona de la universidad que no quiso ser identificada cuando el polvo empezó a circular, la gente se olvidó de lo que sucedia con los invitados. Unos consumieron la cocaína y otros se fueron del recinto.

«De un momento a otro, afuera de la escuela, la transmisión se interrumpió y vimos a David Lozano, uno de los curadores de la muestra, condenar públicamente el hecho de haber consumido coca. El director de la Escuela de Artes Plásticas, Nelson Vergara, había también condenado el hecho», dice Arcos-Palma.

No se sabía de la cocaína

Consultada por EL TIEMPO, Adriana Mejia, Coordinadora operativa del evento, dijo: «Para su ‘performance’ ella había pedido muchas cosas. Unas eran posibles, otras no.

Inclusive, quiso un arma, pero se le respondió que estaba prohibido tener una en el campus. Respecto a la cocaína,  entiendo que ella, meses atrás, había dicho algo y  los coordinadores le dijeron que no era posible». Agrega que la artista firmó un documento en el que se hizo responsable de lo que hacía. «Ella no solicitó la cocaína ni esta se autorizó», concluye Mejía, al referirse a los que ocurrió en los días previos a su presentación.

Comenta que, de hecho, el ‘performance’ fue detenido en el momento en el que se dieron cuenta de que se estaba repartiendo cocaína. Aunque Arcos-Palma dice que se consumieron tres bandejas.

Frente a si esto fue hecho con dineros públicos, Clarisa Ruiz , directora de Arte del Ministerio de Cultura, reconoce que aportaron al encuentro, en general, 32 millones de pesos. «El Ministerio no entra a definir los contenidos de lo que se presenta. Sabemos de la seriedad del evento y de la trayectoria de los artistas, pero el Ministerio no define si el artista dice esto o lo otro porque no somos organismo de censura», dice la funcionaria, quien agrega que eso faltaría a normas constitucionales.

Mientras tanto, desde el punto de vista artístico, la actuación fue desafortunada, según varios especialistas. Así lo dice la crítica María Belén Sáez: «Bruguera reduce todo a un problema local y no tiene rigor ético. Es amoral lo que hace. Usa un lugar para enunciar algo dentro de una comunidad estudiantil y la pone en una situación de consumo. Es muy triste».

 

Publicado por El Tiempo el 11 de septiembre de 2009.

33 comentarios

«Esa vieja está loca»

Una estudiante de la Universidad Central, practicante en eltiempo.com, estuvo en el evento de Tania Bruguera. Este es su relato):

El polémico evento de la cubana Tania Bruguera comenzó con las intervenciones simultáneas de personas que representaban a personajes de diferentes nacionalidades -un japonés, un ingles y un francés-.

Cerca a un micrófono, éstos respondían a una pregunta previa que el público desconocía. Ésta dinámica generó bastante confusión entre los asistentes que se miraban insistentemente preguntándose de qué iba el asunto. Las preguntas parecían tener relación con el conflicto armado por las respuestas que se estaban dando, sobre la guerra y la paz.

A medida que el debate subió de tono y los intérpretes comenzaron a gritar, entró al auditorio una persona con una bandeja de cocaína. A repartirla. Varios asistentes comenzaron a probar las líneas de coca con un solo pitillo que se dispuso para toda la audiencia.

Muchos de los espectadores que se encontraban a mi lado bromeaban sobre la procedencia del polvo. ¿Será leche en polvo? ¿serán los famosos ‘kipitos’?.

Sin embargo, las dudas se disiparon cuando varios estudiantes que se encontraban detrás de nosotros, y seguramente la probaron, dijeron que la droga era de ‘la buena’.

Me pareció grotesco que las personas que consumieron compartieron el mismo pitillo sin el menor recato. También me soprendió que varios de los estudiantes que se encontraban a mi lado no dudaron en consumir las líneas cuando la bandeja pasó por nuestra fila.

Me llenó de curiosidad la variedad de reacciones.

Estaban los espectadores incrédulos. En mi caso, y el de otros, era una especie de conmoción de estar presenciando un acto algo absurdo e incomprensible. Otros simplemente reían.

Varios decían que lo que se estaba haciendo era ilegal y empezaron a insultar a aquellos que estaban inhalando el polvo blanco.

A otros parecía no afectarles lo que estaba pasando y seguían pendientes del escenario.

Y no faltaron los que se retiraron indignados, que en su mayoría fueron personas que se encontraban sentadas en las primeras filas y que no correspondían a un publico joven. Fueron abucheados cuando abandonaban la sala.

Minutos después de la repartición, la artista cubana hizo presencia en el escenario y con una corta frase se despidió: ‘Gracias a los colombianos por estar aquí’.

Había estupefacción. Se comentaba lo increíble de la escena, lo inmoral. Se oían frases como ‘esa vieja esta loca’, entre otras. Al salir del auditorio, llegó la policía, seguramente llamada por aquellos asistentes que se habían retirado, creando así otro escándalo entre los asistentes.

Sin embargo, me dio curisoidad que pese a lo que acababa de suceder, la mayoría de la gente no quedó impresionada, tal vez por que habían asistido antes a performances igualmente atrevidos.

O quizás por lo que otros estudiantes aseguraron, que la presentación de Bruguera refleja la realidad del pueblo colombiano: mientras unos se matan por la droga, otros consumen, otros siguen indiferente a esta, y otros se burlan.

Pese a las opiniones encontradas, se trató de un escenario perfecto para recrear lo que es el conflicto armado colombiano visto desde la droga, más allá de los debates de la academia artística y de la ilegalidad de ésta; es la forma en la que todos de alguna forma estamos involucrados.

LINA MARÍA HERRERA
Practicante eltiempo.com

Nota de eltiempo.com: Esta es una crónica vivencial, una opinión, más no una nota informativa, que la pueden encontrar relacionada.

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«La única responsable de la obra soy yo», señala Tania Burguera en medio de fuerte polémica.

En un ‘performance’ realizado este jueves en un auditorio de la Universidad Nacional, una persona distribuyó unas bandejas con líneas de cocaína para que las consumieran los espectadores. Si bien ello ya fue polémico de por sí entre los espectadores, el mayor cuestionamiento que se hace ahora es que la obra recibió fondos públicos. En un diálogo con la emisora RCN, Bruguera admitió que se distribuyeron «tres o cuatro» bandejas con «veinte líneas» de cocaína cada una y argumentó que su «arte de conducta» busca que el espectador responda ante los elementos que se le presentan.

Agregó que le parecieron «excelentes» todas las reacciones que se dieron entre el público al reparto de droga, ya que hubo gente que lo ignoró, algunos consumieron y otros interrumpieron la «performance».

fuente >
http://www.eltiempo.com.co/culturayocio/arte_eltiempo_vivein/cocaina-en-evento-de-la-universidad-nacional-no-la-financio-el-gobierno-dice-artista-cubana_6072428-1

Piden investigar acto cultural de la Nacional donde se ofreció cocaína

Las ministras de Cultura, Paula Marcela Moreno y de Educación, Cecilia María Vélez, en entrevista con LA F.m., coincidieron en afirmar que se tendrán que tomar medidas por los hechos ocurridos en la Universidad Nacional donde se repartieron tres bandejas de cocaína durante la presentación de la artista cubana Tania Bruguera.

La jefe de la cartera de Cultura, quien afirmó que el ministerio lucha por el derecho y el respeto a la vida y no al consumo de estupefacientes, aseguró que ya pidieron los informes a la Universidad y a otras dependencias sobre lo ocurrido, los cuales serán valorados por su equipo jurídico para tomar las decisiones del caso. La funcionaria explicó que para ese evento el Ministerio entregó 40 millones de pesos. Dijo que el organismo apoya a más de mil proyectos culturales en el país a quien apoya en la divulgación y promoción del arte y la cultura.

La ministra lamentó los hechos, al tiempo que advirtió que ya se está trabajando para que existan más controles en estos eventos. De igual manera, la titular de la cartera de Educación, Cecilia María Vélez, se mostró sorprendida por el hecho y rechazó que en medio de un acto artístico se incite al consumo de droga. Además, dijo que se debe reflexionar frente al consumo de drogas en las universidades. Dijo que aunque se ha venido trabajando de la mano con las instituciones educativas en este aspecto, es indudable que se deben reforzar los trabajos de prevención.

Según publica el diario El Tiempo, en la obra que la artista cubana Tania Bruguera presentaba en el edificio de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional, una mujer empezó a ofrecer cocaína en una bandeja de vidrio a los asistentes. La presentación de Bruguera formaba parte del VII Encuentro del Instituto Hemisférico de Performance y Política, financiado por el Ministerio de Cultura de Colombia y la Alcaldía de Bogotá, entre otras entidades.

Fuente: La Fm >
http://www.lafm.com.co/noticias/2009-09-11/piden-investigar-acto-cultural-de-la-nacional-donde-se-ofreci-coca-na

Claudia Arenas: Noticia vieja y mal contada … el tiempo debe ser mas responsable con las noticias que publica. proque no se menciona por ejemplo que era un evento cerrado, que era necesario tener boleta para entrar y que la mayoria de los presentes no eran estudiantes ni siquiera eran colombianos … cuentenlo como es y sobre todo cuenten realmente como fue el performance … al interior del salon.

Carolunita: Pues hubiera repartido el dinero que se gastó entre los más necesitados o hubiera hecho una instalación de un comedor comunitario y hubiera repartido comida a quien lo necesitara. algo «legal». si se trataba de reflejar la triste realidad del país, bien podría haber reflejado la pobreza. además de que el temita de la coca ya está demasiado trillado. una buena artista no puede dar tales muestras de carecimiento de creatividad.

Desdeahora: Las lecturas que motiva el arte son muchas. Es muy facil equivocarse al emitir juicios descontextualizados sobre una obra artistica, por lo cual hay que aprender sobre la simbologia del arte para entender que hay de significante en el hecho de que se reparta cocaina en medio de un performance. Desde este lente podria asegurar que hay una intencion artistica de mostrar la cocaina como distractor de los problemas sociales que aquejan nuestro pais y desde esa perspectiva efectivamente lo logro. ¿quien consumio? ¿quien rechazo? hacen parte del formato de la obra. pero es ante todo una obra. Ahora bien el arte es agresivo si, pero muestra formas diferentes de ver de una realidad, la compartes o la rechazas como espectador.

Progresivo: La gran mayoría de los artistas extranjeros que vienen al país lo primero que piden es una ración especial de la mejor cocaina que se consiga, es triste decirlo pero es la realidad, nuestra cocaína tiene tanta fama en el mundo que esto es algo normal, recuerden hace unos 20 o 25 años que vino maria conchita alonso y no se pudo presentar, pues inhaló tanta coca que quedó vuelta nada, esta situación se vive con cantantes y todo tipo de artistas extranjeros, solo que como ocurrió en una universidad pública de una manera abierta y no debajo de cuerda se ha hecho un escándalo

el debate sobre etica y estetica en esfera publica es más interesante y constructivo que ver las noticias del arte mediadas por entes transgiversadores de la verdad…. ademas esto ya es cuento viejo!!
Hoy lo vi en RCN y Caracol y me rei mucho, mucha mentira mucha doble moral… hasta un cura hablo de su preocupación jajajaj

Entre mas cuerda le den al asunto por los medios, mas razón le dan a la artista Tania Bruguera y a su obra… polemizar y desmoronar la moral del pueblo colombiano acerca d eun tema tan clicle como el del conflicto armado y el consumo y trafico de drogas.

El hecho habría ocurrido en Colombia durante un espectáculo protagonizado por la cubana Tania Bruguera

El gobierno colombiano anunció hoy que se investigará lo ocurrido durante una obra artística protagonizada por la actriz cubana Tania Bruguera en la que, según asistentes, desde la propia producción se promovió el consumo masivo de cocaína entre el público.

El caso ocurrió hace unos días en el marco de un festival organizado en la estatal Universidad Nacional, en Bogotá. Bruguera pidió autorización para que en su obra se utilizara un arma de fuego real y circulara cocaína, lo cual fue rechazado por directivas de la institución educativa.

Según el diario El Tiempo, en medio de la obra fueron distribuidas entre los asistentes tres bandejas con cocaína, a pesar de la prohibición.

Testigos del hecho relataron que varias personas se retiraron del recinto por la incomodidad que les causó la invitación a consumir drogas, mientras que parte del público aceptó la cocaína, momento en el cual la obra fue suspendida por los organizadores.

La ministra de Educación, Cecilia Vélez, dijo que el Ministerio de Cultura aportó dinero para la financiación del festival artístico y advirtió que se debe investigar lo ocurrido.

Vélez se declaró «aterrada» por la información y comentó que se trató de «un acto ilegal que se tiene que enfrentar legalmente».

«La señora (Bruguera) sí pidió algunas cosas no legales. Las autoridades dijeron que no, ese es un acto ilegal (…) Esto hay que investigarlo a fondo. Yo creo que además de las medidas legales, se debe analizar la forma en que se están manejando esas cosas en la universidad», agregó.

Fuente: DPA.
http://www.infobae.com/contenidos/471692-100912-0-Investigan-el-consumo-masivo-coca%C3%ADna-una-obra-teatro

Una obra de «arte político» de la cubana Tania Bruguera, programada en la estatal Universidad Nacional en Bogotá, terminó convertida en un caso judicial, debido al reparto de cocaína a los asistentes que abarrotaban el auditorio, informó la Fiscalía colombiano, reportó la AFP

La presencia de la artista cubana en la Universidad Nacional formó parte del VII Encuentro del Instituto Hemisférico de Performance y Política, que investiga las prácticas corporales en el arte, financiado con fondos públicos, según señaló la Fiscalía en un comunicado.

Entre las entidades que aportaron fondos al evento estuvieron el Ministerio de Cultura de Colombia y la Alcaldía de Bogotá.

«La única responsable de esta obra fui yo», aceptó Bruguera tras recordar que fueron «tres o cuatro bandejas de cocaína, y cada una con 20 líneas», las que se repartieron en medio de la manifestación artística, que incluía una mesa redonda a la que asistían ex insurgentes de izquierda, ex paramilitares de derecha e intelectuales.

En declaraciones telefónicas desde Estados Unidos a la radio RCN de Bogotá, la artista se negó a responder cómo y con quién consiguió la droga, señalando: «como persona que hace arte político, soy responsable y no voy a decir quiénes me ayudaron a conseguir algún elemento de mi trabajo».

Bruguera dijo que los organizadores del certamen no conocían hasta dónde llegaría la situación.

Este viernes, la Fiscalía informó en un comunicado que «comenzó la etapa de indagación preliminar, para establecer si en la Universidad Nacional fueron distribuidos alucinógenos a los asistentes a la presentación de una artista internacional».

Una persona que no quiso ser identificada y que estuvo en la presentación contó al diario colombiano El Tiempo que algunos asistentes consumieron la cocaína y otros se fueron del recinto.

«De un momento a otro, afuera de la escuela, la transmisión se interrumpió y vimos a David Lozano, uno de los curadores de la muestra, condenar públicamente el hecho de haber consumido coca», explicó por su parte el director del Museo de Arte de la Universidad Nacional, Ricardo Arcos-Palma, reportó EFE.

Adriana Mejía, coordinadora del acto, indicó que la «performance» fue suspendida en cuanto se dieron cuenta de que se estaba repartiendo droga.

Según Mejía, Bruguera no solicitó la cocaína, pero sí pidió algunas otras cosas para su presentación, como un arma, que le fueron negadas.

La ministra colombiana de Educación, Cecilia María Vélez, comentó a varias emisoras locales que lo ocurrido durante la presentación de la artista cubana «es un acto ilegal que se tiene que enfrentar legalmente».

Por ello, exigió que se investigue y se tomen acciones legales contra los responsables del reparto de cocaína.

© cubaencuentro.com
http://www.cubaencuentro.com/es/cultura/noticias/tania-bruguera-investigada-por-repartir-cocaina-durante-una-performance-en-colombia-209583

Un fiscal de la Unidad Nacional Antinarcóticos y de Interdicción Marítima, Unaim, inició la investigación preliminar para establecer si en la Universidad Nacional fueron distribuidos alucinógenos a los asistentes a la presentación de una artista internacional.

La polémica surgió en torno al libre expendio y ofrecimiento de drogas dentro del campus universitario en La Nacional, aparentemente ocurrido durante el Séptimo Encuentro Hemisférico de Performance y Política, cumplido entre el 21 y el 30 de agosto, y para cuya realización fueron dispuestos fondos públicos.

La ministra de Educación, Cecilia María Vélez, advirtió este viernes que es necesario que los mismos estudiantes relaten qué sucedió en la presentación artística de una cubana.

La jefe de esa cartera, Cecilia María Vélez, dijo que debe ser preguntada la artista Tania Bruguera acerca de qué buscaba cuando ofreció en tres bandejas cocaína a los jóvenes.

«Debemos mirar para fortalecer lo que pueden ser los programas antidroga de las universidades; esto nos puede servir de experiencia», aseguró en La FM.

fuente >
http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo160807-fiscalia-investiga-presunta-distribucion-de-droga-nacional

Es simplemente desastroso como los medios de comunicación tergiversan la informacion.
«lo ocurrido durante una obra artística protagonizada por la ACTRIZ cubana Tania Bruguera»
y ademas el título del artículo dice que todo ocurrió en una obra de teatro….

No solo es decepcionante el performance de Tania Bruguera, sino tambien el manejo de informacion por parte de los medios, cada vez nos «meten» mas basura que ya no sabemos si es cierta o no; y lo peor es que todavia hay gente que «tragan todo sin masticarlo».

Lo importante es que se están exponiendo los hechos como son.

Si la artista ofreció droga a los estudiantes de arte debe judicializársele. Es que ante los hechos tipificados por la ley no hay chistecitos excusables ni teorías artísticas defendibles.

Ojo a los estudiantes de arte: si quieren hacer teoría artística partan de hechos reales. No de ideas acomodadas o escuchadas de tercera mano, que al confrontarlas a los hechos verificables se caen por su propio peso.

Me pregunto que pensaran todos estos amantes de la ´´resistencia´´ y del arte político cuando se trata de afrontar la ley. Quisiera verlos con sus discursos ´´anti hegemónicos´´ en un juzgado a ver si allí los toman tan en serio como en las universidades del país.

El arte de editar (introducción):

¡Vaya coincidencia! Hoy, justo dos días después del anuncio de que la Corte Suprema de Justicia reafirmó su fallo sobre el consumo personal de drogas como NO delito, el periódico El Tiempo se interesa por un evento que sucedió 17, sí, 17 días antes: «Polémica por artista que ofreció cocaína en performance en la Universidad Nacional»

El «arte de conducta» que propició la artista cubana Tania Brugera con su provocación, es también cosa de «editores»: los Santos por fin admiten su interés por la cocaína y a través de su periódico pican y alinean la noticia para que coincida justo a tiempo con las aspiraciones superiores de los que se quieren perpetuar en las fiestas del poder.

Medio país ya se embaló, los noticieros de los dos canales privados de televisión abrieron su sesión de conductismo de la noche con la misma noticia, su enfoque —junto al de artistas beatos, académicos, ministros y párrocos— coincide con el lema de una campaña institucional antidrogas donde una infante impúber repite una y otra vez: “Dile no a la mata que mata”

(Continuará…)

https://youtu.be/QH31Cp7Xugo

El discurso contemporáneo en torno al arte surge, no de la historia del arte o la estética, sino de la prensa, del imperio de la opinión “light”, siendo este el tipo de discurso emocional que nutre la opinión dentro del escaparate posmoderno. Desde la producción de Exposiciones a la Beca y el premio. La tinta de prensa es la sangre que corre por las venas del “arte contemporáneo.

Legal action will be taken against a student who offered cocaine to her classmates during a presentation at The National University in Bogota. Education Minister Cecilia Maria Velez, said that it is necessary that students present recount what happened during the artistic presentation of a Cuban student, Tania Bruguera.

Minister Velez said that artist Bruguera would be questioned about what she was looking for when she offered three platters of cocaine to her classmates. «We must look to strengthen what may be the anti-drug programs of the universities,» the Minister said, before adding, «this makes me very scared.»

The University is investigating the incident.

Meanwhile, the Minister stressed that «this is somewhat atypical because drug transactions are [usually] done in secret within universities.»

The investigation will also focus on whether 32 million pesos in funds given by the Ministry of Culture (US$16,000) were misappropriated to the purchase and supply of cocaine.

BOGOTÁ (DPA).— El gobierno colombiano anunció ayer que se investigará lo ocurrido durante una obra de teatro protagonizada por la actriz cubana Tania Bruguera en la que, según asistentes, la producción promovió el consumo masivo de cocaína entre el público.

El caso ocurrió el pasado 26 de agosto en el marco de un festival organizado en la estatal Universidad Nacional, en Bogotá. Bruguera pidió autorización para usar cocaína y un arma de fuego real en su obra, lo cual fue rechazado por directivas de la institución educativa.

Según el diario El Tiempo, en plena obra fueron distribuidas entre los asistentes tres bandejas con cocaína, a pesar de la prohibición.

Testigos del hecho relataron que varias personas optaron por retirarse del recinto, aunque otras aceptaron la cocaína, momento en el cual la obra fue suspendida por los organizadores.

La ministra de Educación, Cecilia Vélez, dijo que se debe investigar lo ocurrido, tras calificar de insólito que se promueva el consumo de estupefacientes en un festival de teatro. A su turno, la ministra de Cultura, Paula Moreno, dijo que su despacho aportó 40 millones de pesos (unos 20 mil dólares) para el festival y que pidió un reporte del caso a la Universidad Nacional. El vicerrector de la institución, Julio Colmenares, dijo que interpondrá ante la Fiscalía una denuncia por narcotráfico.

En un diálogo con la emisora colombiana RCN, Bruguera admitió ayer que se distribuyeron “tres o cuatro” bandejas con “20 líneas” de cocaína cada una y argumentó que la idea del “performance” era que el espectador respondiera ante los elementos que se le presentaban. Agregó que le parecieron “excelentes” las reacciones del público al reparto de droga, ya que hubo gente que lo ignoró, algunos consumieron y otros optaron por abandonar el recinto.

Certifica EU DDHH

En otro orden, Estados Unidos anunció que certificó una mejora en la situación de los derechos humanos en Colombia, lo que le permite liberar los 32 millones de dólares para la lucha contra el hampa y el narcotráfico que el gobierno había retenido.

El vocero del Departamento de Estado, Ian Kelly, dijo de, pese a los “esfuerzos significativos” del gobierno colombiano, éste deberá lograr mayores progresos en el terreno de los derechos humanos y describió en una declaración varias instancias “inquietantes”, incluyendo denuncias de asesinatos de civiles por parte de soldados.

fuente >
http://www.eluniversal.com.mx/internacional/63468.html

Si, agotado de aquella discucionsilla propia de virginales scouts acerca de esa «choco matemático geográfica cosa loca» de TANIA BRUGUERA.

En un país donde el acontencer cotidiano se convierte en un performance permanente para nuestras mentes, con sorpresa se vislumbra, lo aburrido que puede llegar a ser la vida de un artísta colombiano contemporaneo. Me niego a creer que la máxima de sus vidas, haya sido ser un «protagonista histórico» del alias «performance».

Aquella cosa de la Caribeña Anglo Americana, me recuerda la microvisión de Colombia de otro gran artista Andrew Davis, con su increible «video performance» titulado Collateral Damage.

Aquellas épocas del Automático, donde en el perfomance de la cotidianidad, interactuaba con aquellos artístas geniales . . .

Eso, llamado por la señora Bruguera PERFORMANCE, me recuerda mas bien a esos fallidos experimentos de psiquiatría social de la guerra fría. Lo increible del asunto es que el público, como micos de zoológico al que el domador le bota bananas para que apluadan los niños, ahora chillen, colgando de los bejúcos por las bananas recibidas…¿O Será que andamos evolucionando?

Finalmente eso no es arte, prefiero ser parte del perFormance de la PISCINA. Que interesante sería un «baile exótico» de la artísta en aquel teatral sitio.

inquisición

El Arte no puede ser juzgado moralmente

Los periodistas irresponsables manipulan las noticias tomando de aquí y allí informaciones que ellos llaman «testimonios». Sobre el artículo publicado por el diario El Tiempo el viernes pasado con un claro tinte sensacionalista, origen de este escándalo que tiene al borde de un proceso judicial a la artista cubana Tania Bruguera, se manipulan frases enunciadas por el crítico de arte Ricardo Arcos-Palma en su texto publicado el mes pasado, sacándolas de su verdadero contexto. Hasta donde sé el profesor no ha dado ningún testimonio a este diario. También sé que al profesor por su cargo institucional y por el acoso de los medios de comunicación nacionales y extranjeros del cual ha sido objeto los últimos días, le han recomendado las directivas de la universidad guardar silencio al respecto.

Una cosa es hacer una crítica estética a la obra y otra completamente diferente es juzgar a la artista moralmente decía en una ocasión el profesor. Y como dice el escritor colombiano Eduardo García Aguilar residente en París, en su texto que recomiendo: «A Tania Bruguera deberíamos darle la nacionalidad honorífica como se la dieron a la polémica crítica argentina Marta Traba y a su coterránea la actriz Fanny Mickey, a quien alguna vez también se le consideró sulfurosa en Colombia por su irreverencia.» Tania Bruguera buscaba escandalizar, creo que lo logró. Pero su escándalo se le escapa de las manos y ahora más que nunca debemos apoyarla.

Si en verdad el arte no pude ser juzgado moralmente. Los medios de comunicación, este fin de semana han dado clara muestra de su poder manipulador y moralizante en una sociedad conservadora como la nuestra. Esos señalamientos contra la institución universitaria son perversos como perverso es el hecho de judicializar a la artista. Si su performance falló o no eso debemos dejarlo a los especialistas en arte. Si un juez de la República interviene así como un prelado y un político, el arte no tiene sentido. A Baudelaire se le juzgó por sus «Flores enfermizas», a Débora Arango se la ignoró por muchos años por su crítica a la iglesia y al poder, etc, etc. Me solidarizo con la artista, con los organizadores del evento y con el ejercicio crítico de arte. Ahí el va el link de Eduardo García Aguilar…

http://egarciaguilar.blogspot.com/2009/09/arte-cocaina-y-performance.html

Estos días atrás hemos seguido de cerca la polémica por la acción de Tania Bruguera en Bogotá, del asunto se ha hablado largo y tendido en medios especializados. Pero ahora un comentario nos desvela que el asunto ha saltado a los medios generalistas, que están informando en la mayoría de las veces con muy poco rigor (para que luego hablen de la seriedad el medio impreso frente al electrónico), entre ellos El Mundo.

Pero, y ahora viene lo peor, el jucio a la artista ya no es un asunto de posturás estéticas o pensamiento crítico, sino que parece que pueda ser un juicio con todas las de la ley…

En El Tiempo, se hacen eco de que la ministra de cultura colombiana, Paula Marcela Moreno, expresó en un comunicado que reprocha el trabajo de Bruguera y que ya comenzó una investigación disciplinaria a los funcionarios públicos que ejercieron la supervisión e hicieron parte del comité operativo encargado del evento en el que tuvo lugar la performance

«Las fronteras de orden ético no pueden ser transgredidas por el arte. No estamos de acuerdo con ningún tipo de espacio donde se atente contra la vida, y el uso de drogas es atentar contra la vida», dijo la Ministra.

En Esfera Pública vuelven a recoger todas la reacciones

Los que siempre siempre hemos sido antiprohibicionistas no podemos menos que apoyar la libertad de los demás para consumir o no. Todo lo demás es hipocresía… y ya veremos como acaba todo esto.

http://www.contraindicaciones.net/2009/09/la-fiscalia-general-colombiana.html#more

Arte, cocaína y performance

El escándalo provocado por el performance de la prestigiosa artista cubana Tania Bruguera en la escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional, durante el cual circularon tres bandejas con 20 líneas de cocaína cada una, como metáfora de un problema real e ineludible, muestra los niveles de intolerancia y ridiculez a los que está llegando Colombia en la primera década del siglo XXI, después de casi ocho años de estar centrada en la palabra supuestamente divina de un caudillo mediocre, autoritario y abusivo.


Un país que tuvo en los años 60 del siglo pasado una generación de artistas de avanzada en los campos de la poesía, las artes plásticas, la crítica y el teatro como Alejandro Obregón, Gonzalo Arango, X-504, Enrique Buenaventura, Santiago García y Marta Traba, entre otras muchas figuras, ha retrocedido en unas décadas a niveles impensables de ñoñez parroquial.

Cuando sabemos que a Palacio de Nariño han entrado en secreto personas ligadas al narcotráfico y que el Congreso nacional, compuesto en gran parte por personas ligadas a la delincuencia, recibió con honores a narcoparamilitares de alto nivel, no entiendo cómo saltan algunos a pedir la expulsión de la artista cubana y exigir que se le haga un exorcismo, cuando ha estado presente en los principales lugares de la expresión artística contemporánea, donde, como en los performance presentados en la Bienal de Venecia, se logra por medio de duras escenas poner el dedo en la llaga de la realidad.

El fotógrafo norteamericano Serrano provocó escándalo al mostrar imágenes de Jesús sumergidas en enormes vasos de vidrio llenos de orina, Anselm Kiefer mostró en el Gran Palais de París una muestra de lo que sería una nueva guerra destructiva, un artista mostró al papa Juan Pablo II aplastado por un meteorito, y así sucesivamente el nuevo arte de hoy revela, como lo hicieron en su tiempo dadaístas y surrealistas, y con toda libertad además, las heridas y las verdades de nuestro tiempo. Marcel Duchamp causó y causa polémica todavía con su famoso orinal, considerado un punto básico de ruptura del arte del siglo XX. La artista francesa Louise Bougeois nos estremece con obras escalofriantes que nos obligan a veces a retirar la mirada, como ocurre con Christian Boltanski, uno de mis más admirados artistas de hoy, cuyos performance pueden hacernos vomitar de angustia o de dolor. Otro artista ha osado con fortuna vender mierda humana enlatada como obras de arte. Warhol se hizo rico con sus famosas latas de sopas Campbell.

En este caso la artista cubana no iba a presentar una obra «políticamente correcta» para dejar contentos a todos y partir del país como otro artista más domesticado después del coctel, de los tantos que hay en este país y en el mundo entre novelistas, poetas y artistas plásticos que prefieren callar y ser melifluos para quedar bien con todo el mundo: la izquierda y la derecha, los militaristas y los pacifistas, los gazmoños y los libertinos, los camanduleros y los ateos, los pobres y los ricos.

El arte verdadero es el subversivo y no vale la pena dedicarse a ese oficio para ser complacientes. Kafka desenmascaró los horrores de la burocracia y la novela norteamericana contemporánea va directo al centro de los problemas reales dejando fluir el lenguaje de las calles. Finalmente el arte y la literatura colombianos se han convertido por lo general en un ejercicio de arribistas que quieren ascender y tener la bendición de los poderosos escribiendo o haciendo obras insípidas para consumo y aplauso general. Tania Bruguera le ha dicho a los artistas colombianos que despierten como Lázaro, pues en las últimas décadas se han vuelto momias putrefactas de hipocresía, miedo y arribismo.

Por el contrario los colombianos deberíamos felicitar a la artista cubana por su valentía y porque en un gesto maravilloso, mostró lo que es cosa común en los salones de los ricos del mundo, en los balnearios más exclusivos y en las altas esferas de los potentados, empresarios, ejecutivos, corredores de bolsa, modelos y actores de glamour, en las fiestas de las juventudes doradas de todos los países del primer mundo, empezando por Estados Unidos, que son los consumidores de la droga por la cual tienen estigmatizada a Colombia por la única razón de que enormes intereses se niegan a legalizarla.

No nos metamos mentiras: Colombia es el principal productor del mundo de cocaína porque hay millones de consumidores en los países ricos, que están dispuestos a comprarla al precio que sea para amenizar sus fiestas o mantener la energía en las interminables y deliciosas rumbas de la sociedad de consumo. Si no existiera tal demanda libre en los países industrializados no habría producción en Colombia y volveríamos a nuestras actividades tradicionales. Con su «arte de conducta» la cubana Bruguera prueba que la legalización dejaría en manos de cada quien la responsabilidad de consumir o no, como ocurre con el alcohol, que es un elixir tan peligroso como la cocaína, el cigarrillo, los autos de lujo y otras drogas legalizadas por las multinacionales.

Si se legalizara el consumo, como ocurrió en los tiempos de la prohibición del alcohol, se acabarían las mafias, los capos, el lavado de dinero, la corrupción de los gobiernos, las policías y los ejércitos, y las sumas multimillonarias destinadas a una guerra inútil podrían aplicarse a prevenir y ayudar a los adictos y el resto a elevar el nivel de vida de los miserables o a mejorar los niveles de educación o la salud. Ya basta del Plan Colombia y los miles y miles de millones de dólares destinados a hacer la guerra al interior del país, cuando el verdadero problema son los consumidores en Estados Unidos y Europa que hacen posible la producción mafiosa.

¿Cuántas generaciones hemos perdido los colombianos en esta lucha absurda? Miles de presidiarios en todo el mundo por el simple hecho de ser pobres «mulas» utilizadas, jóvenes en la flor de su edad que ven sus vidas arruinadas en las cárceles por el error de hacer un viaje equivocado con droga y decenas de miles de muertos en una guerra sin fin entre bandas y autoridades, que conduce sólo al derroche de sangre y dinero. Y mientras tanto los verdaderos capos y lavadores de dinero, los millonarios y los magnates, siguen libres gozando de su renta millonaria en los balnearios del poder y la gloria o entran como pedro por su casa al Palacio Presidencial.

A Tania Bruguera deberíamos darle la nacionalidad honorífica como se la dieron a la polémica crítica argentina Marta Traba y a su coterránea la actriz Fanny Mickey, a quien alguna vez también se le consideró sulfurosa en Colombia por su irreverencia. Con su «arte de conducta» Tania Bruguera ha desatado la polémica sobre un tema esencial: ¿por qué no legalizar la cocaína en vez de sostener solos una guerra inútil en la que Colombia da los muertos y la sangre y los países del primer mundo sólo ofrece sus narices? Dejemos de ser más papistas que el Papa y ojalá quede atrás para siempre esta guerra absurda en la que nos tienen sumidos los energúmenos del Palacio de Nariño y su áulicos hipócritas.

Eduardo García Aguilar
http://www.lapatria.com/Noticias/ver_noticiaOpinion.aspx?CODNOT=75766&CODSEC=13


¿Arte autodestructivo?

A raíz del escándalo del ‘performance’ de la artista plástica Tania Bruguera en la Universidad Nacional en Bogotá, en la que se repartió cocaína en bandejas de cristal, surge una pregunta: ¿Eso es arte?

Por ‘performance’ se entiende una presentación de arte en vivo. En este caso, según dicen quienes estuvieron presentes, se entrevistó a unas personas víctimas de la violencia en el país y, en medio del panel, se repartió la cocaína.

¿Dónde está la expresión artística? Foros de este tipo se hacen con mucha frecuencia en toda clase de escenarios académicos y no académicos, y nadie los considera como arte. ¿Cuál es la diferencia?

¿Era, entonces, necesaria la cocaína para darle el toque artístico a la presentación?

Tania Bruguera considera que esto era arte político y, como tal, debía impactar al espectador para que reflexionara sobre la violencia que generan las injusticias del sistema capitalista.

Desde este punto de vista, arte político solo puede existir en los países occidentales en los que hay una democracia liberal que respeta el derecho a expresarse libremente. Por eso, la artista, como cubana, puede hacer sus presentaciones críticas contra el capitalismo en los países capitalistas, pero no puede criticar al régimen político imperante en su Cuba natal, cuando va allá.

Y ahí se reitera la duda de si la exteriorización de una idea o posición política es arte o no lo es.

Si el concepto de arte envuelve un sentido estético construido con una cierta habilidad técnica en la pintura, danza, música, escultura o arquitectura, la ‘performance’ de la señora Bruguera no sería arte. Si es cualquier manifestación de una idea sin estética y sin técnica, sí lo sería. El único inconveniente es que todo sería arte y todos seríamos artistas, y así, el arte con identidad propia no existiría.

La artista tenía, entonces, que recurrir a algo que escandalizara para darle connotación artística a un foro que no la tenía. Y escogió la cocaína. Sustancia por la que se identifica en el exterior el lado oscuro de Colombia. Fuente de financiación de los grupos ilegales, sean guerrilleros o paramilitares, y motivo de gran corrupción. Con eso logró su propósito.

Sobre el consumo de la droga, la Corte Constitucional, en la famosa sentencia de 1994 que despenalizó la dosis personal, consideró que hace parte del libre desarrollo de la personalidad ingerir estas sustancias ilegales, siempre y cuando no sobrepasen el máximo establecido en la ley como tal, pues la conducta no hace daño a terceros y por lo tanto no entra en el campo del derecho, sino de la moral.

La Corte, inclusive, consideró que, así esta conducta fuera autodestructiva, el Estado no podría intervenir porque el derecho al libre desarrollo de la personalidad llega incluso a permitir la autodestrucción del individuo, si no se está causando ningún daño previamente previsto en la ley a un tercero. Por eso es por lo que en Colombia los intentos de suicidio no se castigan.

Los magistrados que no estuvieron de acuerdo con la decisión de la mayoría expresaron que el derecho al libre desarrollo de la personalidad no podía ser ilimitado y llegar hasta proteger conductas que atentaran contra la dignidad humana. Así quedó planteado el debate: autodestrucción con libertad, o dignidad humana con limitaciones al libre desarrollo de la personalidad.

En el caso del ‘performance’ en la Universidad Nacional, también se puede plantear ese debate. Hasta dónde llega el arte y hasta dónde llega la política, y hasta dónde el supuesto arte puede fomentar conductas autodestructivas de la gente y del arte mismo, bajo el pretexto de ser arte político comprometido.

Luis Carlos Zamora

fuente >
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/otroscolumnistas/ARTICULO-WEB-PLANTILLA_NOTA_INTERIOR-6110987.html

El Arte como Herramienta en la Resistencia Civil


Arte y Activismo

¨Las Artes del Cuerpo se plantean como actos de resistencia al control sobre la vida; las artes del cuerpo aparecen el el límite de la guerra, tal vez cuando las palabras y las formas representativas ya no son suficientes y se requiere experimentar con todas las posibilidades expresivas para decir lo indecible. En un acto de fabulación los cuerpos rompen la linealidad de lo que acontece, el arte irrumpe en la vida, incidiendo en ella a través del acontecimiento.¨ Consuelo Pabón

¨Me he guiado hacia un concepto de lo plástico, un concepto que tiene origen en la palabra y el pensamiento, y que al hablar enseña a forjar conceptos que pueden dar forma, y que darán forma, al sentimiento y a la voluntad.¨ J. Beuys

Cuerpo, Arte, Pensamiento y Actitud

Vamos a comenzar por definirme algunos conceptos.
El Estado son un conjunto de instituciones que tienen el poder de regular la vida nacional en un territorio determinado. Según Max Weber el estado asume las funciones de defensa, gobernación, justicia, seguridad, relaciones exteriores…
Sociedad es el conjunto de individuos que comparten una cultura y que se relacionan interactuando entre sí formando comunidad.
Democracia es el gobierno de la multitud, el gobierno de los demás, es el poder del pueblo donde las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo.
Entonces la Resistencia es la oposición, el frenado, la capacidad de soportar tensiones. Las prácticas de resistencia reconocen la posibilidad de acción de la persona dentro de los dispositivos de poder-saber. La resistencia plantea su lucha fuera de los criterios tradicionales y gira en torno al esquema identidad-opresión-liberación.
La resistencia, en base a la teoría foucouliana, sería una resistencia activa, creativa para liberarse de la subjetividad para construir una nueva y diferente, el lo llama prácticas de Sí; que solo funcionan si nos permiten entrar en los terrenos de la objetividad colectiva generando acciones en todos los individuos para modificar el statu quo, el estado del momento actual.
La resistencia civil, la desobediencia civil son formas de disidencia política, estar en desacuerdo con lo establecido, separarse de la doctrina común y así generar nuevos postulados que represente los intereses generales, buscando espacios públicos de confrontación pacífica y no violenta.
Qué es arte?… Qué es un artista?, e inevitablemente… Para qué hago arte?.
Arte viene del latín ars que equivale a técnica, aplica a toda producción realizada por el hombre y las disciplinas del saber hacer. Arte es la actividad o producto que expresa ideas emociones o una visión del mundo.

Qué es entonces Performance?, Qué es Arte de Acción?, Qué es Pensamiento? Qué es Política? Y que es Activismo…

Performance es Acción y me remito a la tercera ley de Newton Acción – Reacción – Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: o sea, las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en direcciones opuestas. Por cada fuerza que actúa sobre un cuerpo, éste realiza una fuerza de igual intensidad y dirección pero de sentido contrario sobre el cuerpo que la produjo. Dicho de otra forma, las fuerzas siempre se presentan en pares de igual magnitud, sentido opuesto y están situadas sobre la misma recta.
Si una acción no genera reacción podemos deducir que no fue acción, y agradezco no confundir los aplausos con la reacción ya que estos son solo el reflejo del show vacio de sentidos pero sobre todo de sentido.

Una acción se distancia de la representación y el guión para adentrarse en el mundo de la presentación, la guía, la improvisación, la provocación y la ética. La acción plantea unos elementos básicos como tiempo, espacio, cuerpo del artista o de otros y sobre todo cuerpo social y sus relaciones con el entorno y el espectador que puede ser creador y público a la vez; La participación del espectador se llamo happening que significa evento, ocurrencia, suceso multidisciplinario de carácter efímero donde frecuentemente se irrumpe en espacios públicos de manera sorpresiva alterando la cotidianidad.

Pensamiento es la actividad y creación de la mente, incluyendo las actividades racionales del intelecto o las abstracciones de la imaginación. El pensamiento está relacionado con el análisis, la síntesis, la comparación, la generalización y la abstracción. Pensar es lo que nos permite generar acciones-reacciones y reflexionar.
Política del griego polis que es ciudad, es una actividad orientada en forma ideológica a la toma de decisiones de un grupo o sociedad. Según Aristóteles en su obra Política define al ser humano como un animal político por excelencia. La política se remonta al neolítico donde empieza a organizarse la sociedad jerárquicamente apareciendo así el poder sobre los demás.

La Política es la práctica que se ocupa de gestionar, de resolver los conflictos colectivos y de crear coherencia social, y su resultado son decisiones obligatorias para todos. Activismo es una acción que se realiza con la intención de efectuar un cambio político o social desde el pensamiento hasta la acción que Activa al individuo y a la sociedad.

Entonces El Performance o La Acción más el Pensamiento y la Política están en saber hacer, es decir en HACERLO BIEN desde nuestra cotidianeidad para que nuestros cuerpos y/o nuestras mentes participen activamente en la reflexión y construcción de las decisiones que afectan y ayudan a la convivencia social, disolviendo las fronteras del arte y la vida para quedarnos conversando de la vida, desde la vida, en este aquí y ahora que nos tocó vivir…
Entonces la tarea es SER; ser cuerpo activo-individual en busca de la construcción del cuerpo activo-social por medio de un método científico que establezca las políticas de convivencia que serán protegidas por el cuerpo social.

Son estrategias que contribuyen a la causa boicotear ciertos productos de consumo o efectuar manifestaciones o demostraciones organizadas, tales como marchas, reclutamiento de simpatizantes, obtención de firmas a favor de la causa y otras similares. Fuera del marco legal, el activismo puede tomar la forma de protesta pasiva o huelga de manos caídas si las mismas son declaradas o reconocidas por los participantes, la huelga y desobediencia civil, o llegar a la franca militancia, como en la invasión forzosa de terrenos o propiedades, el amotinamiento y hasta la guerra armada.

Se llama activista a la persona que incurre abiertamente en tales actividades; no se debe confundir como activista a los seguidores que simpatizan u obedecen la iniciativa en privado, sin admitirlo, puesto que tal comportamiento representa resistencia pasiva y callada. La abierta adherencia o activismo puede exponer a los activistas a la antipatía, reacción o represalias de los proponentes contrarios en la controversia.

El poder en si no se logra a través de la violencia, aunque en su forma gubernamental es normalmente de naturaleza violenta. Con frecuencia se mantiene el poder gubernamental a través de la opresión y la sumisión tacita de la mayoría gobernada.

Cualquier retirada importante de esta sumisión limitara o disolverá el control gubernamental. La apatía en frente de la injusticia es una forma de violencia. La lucha y el conflicto son necesarios muchas veces para corregir la injusticia.

Es esencial que separamos el individuo del papel que ella/el juega. El «enemigo» es el sistema que asigna roles de opresores a las personas.

Nuestra lucha no es fácil, y no debemos pensar en la no violencia como una vía sin peligro para luchar en contra la opresión. La fuerza de no violencia viene de nuestra disponibilidad a tomar riesgo personal sin amenazar a otras personas.

Las pregunta que quedan son…

-Cuál es la responsabilidad y la complicidad de los rectores de la Universidad, de sus Maestros, Alumnos, Directores de Carrera, la Polícia, el estado, los estamentos judiciales, la Fiscalia y de la comunidad en general en permitir la venta de DROGAS y otras cosas dentro de Universidades por más de 50 años?

-Porqué se cultiva la hoja de COCA?
-Es la COCAINA la base de la violencia en Colombia?
-Que hace usted para cambiar esto fuera de CRITICAR?
-Que debemos hacer para recuperar a las Universidades del tráfico y consumo.
-Acaso todas las profesiones o todos los seres humanos no tienen la responsabilidad política en la construcción social

Agradecimientos a wikipedia por sus significados

nuevamente los invito a OIR las palabras de Tania Bruguera

Video Charla Tania Bruguera
http://performancepolitica.blogspot.com

Arte para aspirar

Un artista siempre querrá trascender, poner a pensar. Y mejor aún si lo confronta, como la cubana Tania Bruguera.

No me sorprende el escándalo que ha armado esta sociedad mojigata por cuenta de la artista cubana que repartió cocaína entre los asistentes a un performance que realizaba en la Universidad Nacional.

No me sorprende. Así ha sido siempre.

A la antioqueña Débora Arango la excomulgaron por pintar mujeres desnudas, y Laureano Gómez y su séquito de moralistas se rasgaron las vestiduras por lo atrevido de sus cuadros mientras los liberales y los conservadores se mataban en cualquier esquina.

En estos tiempos de ‘falsos positivos’, hay señoras que todavía agachan la cabeza en el Museo Nacional cuando pasan frente a ese lienzo maravilloso de Alejandro Obregón que se llama La Violencia, realizado en 1962, y que para muchos constituye la obra más significativa de la historia del arte colombiano. Quitan los ojos porque lo consideran inmoral: en la tela aparece una mujer desnuda. Ni siquiera se fijan en que estaba embarazada y ha sido asesinada.

No fueron pocos los que clamaron para que fuera censurada y, en consecuencia, retirada de la cartelera, la versión cinematográfica de la novela La Virgen de los sicarios, de Fernando Vallejo: acostumbrados a los gobiernos del “tapen, tapen” les resultaba inconcebible que a alguien se le ocurriera ventilar los problemas del país.

Por esa mojigatería decimonónica que no hemos logrado erradicar, no me extraña que haya ministros, educadores, abogados y señoras de las que todavía van a misa con mantilla que no salen de su asombro por el atrevimiento de la cubana Tania Bruguera. De verdad, no me extraña.

Lo que me sorprende es que, más allá de esas egresadas de gimnasios femeninos que siguen comprando los cuadros de la sala según el color del sofá, todavía haya tanta gente convencida de que arte es sinónimo de belleza. Me los imagino: Pepito va a ser artista, ¡pinta tan lindo!

No, señor, los artistas no tienen que pintar lindo. Picasso, que fue el más grande de los pintores del siglo XX, les deformaba la cara a las mujeres y a los caballos. No, señora, la última serie de Botero de linda no tiene nada: unos gordos repugnantes manoseando a unos prisioneros. Porque el arte no necesariamente tiene que ser lindo. Tiene que decir algo, como la grieta que mandó abrir Doris Salcedo en la Tate Gallery de Londres. Tiene que invitar a una reflexión, como los tarros de sopa Campbell’s de Andy Warhol. Tiene que dejar constancia de un momento, como los cuadros de Abu Ghraib de Fernando Botero de los que hablábamos arriba. Tiene que entretener, como las fotografías de Spencer Tunick para las que pone a posar a miles de personas en plazas públicas, o las intervenciones de monumentos y obras públicas que realizan con textiles el búlgaro Christo y la marroquí Jeanne-Claude.

Lo cierto es que, cualquiera que sea el propósito de un artista con su obra —incluso el de pintar lindo— siempre querrá trascender, provocar admiración, poner a pensar al público. Y mejor aún si lo confronta, si lo sacude, como en el caso del performance de la cubana Tania Bruguera. Aunque a muchos les haya despertado la intransigencia, la mojigatería y los moralismos hasta el punto de pretender enjuiciar a la artista y de cuestionar los fondos públicos que se entregaron para la obra, porque tenían la esperanza de que fueran invertidas en obras lindas… no en obras de arte para poner a pensar a la gente. Para eso no hay recursos. El que quiera pensar, que se financie por su cuenta.

Como sé, de antemano, lo que están pensando los plinios y los londoños, les advierto que nunca en mi vida he probado la cocaína. Ni me interesa probarla. Pero me habría fascinado estar en la Nacional en aquel momento para verles la cara (deformada, a lo Picasso) a todos los que meten droga a escondidas de ese mundo en el que, en público, la señalan como el peor de los pecados.

Bien por Tania Bruguera, que puso a pensar a esta sociedad pacata. Eso sí que es arte.

Fernando Quiroz

http://www.cambio.com.co/opinioncambio/post.php?id_blog=3577808&id_nota=450018585

..Hay una cosa problemática: para que exista azar (por lo menos, en la segunda versión) es preciso que exista coincidencia, que dos series se entrecrucen, que dos acontecimientos, dos individuos, dos partículas se encuentren. Aunque la probabilidad de esta coincidencia sea ínfima, es preciso que pueda producirse la conjunción, de la misma manera que, para que exista causalidad, es preciso que exista de algun modo contiguidad entre la causa y el efecto. Ahora bien, nunca es seguro. No es seguro que el encuentro no sea posible», a no ser en un mundo devuelto a la pura relación de fuerzas, en un mundo en el que las cosas, los cuerpos, los individuos, los acontecimientos puedan toparse, chocar porque han perdido el «aura» …

Jean Baudrillard, Lo Fatal, o la inminencia reversible.

El pensamiento inquisidor en Colombia ha llegado a unos límites insospechadamente peligrosos, hemos aprendido a ejercer de manera elocuente y sin tapujos, las prácticas de control a las cuales nos hemos visto sometidos durante largos años: utilizamos sin ninguna vergüenza la censura, la cacería de brujas, el señalamiento, convirtiéndonos de esa manera en colaboradores de la inmoralidad palaciega, esa misma que ha producido guerra, hambre, despojo, miseria, cocaína, desapariciones, crímenes a sangre fría, ejércitos privados de asesinos, espionaje, reelección….El terreno para discutir la eficacia estética y política del performance de la artista cubana Tania Bruguera, no era la moral, sino el arte; si eso hubiera sucedido, ni El Tiempo, periódico desinformador por excelencia, ni la Fiscalía colombiana, habrían tenido excusas para entrometerse en los terrenos del pensamiento artístico. Pero es demasiado tarde: el performance continúa, y todos los inquisidores han quedado al descubierto.

Muriel Angulo

Sí don Armando, por ahí es la cosa… sencillo y directo, sin tantos malabares. La ‘ética’ de los cuerpos que se contorsionan políticamente no va más allá que ciertas ‘Leçons sur les maladies du système nerveux faites à (l’Université)’, popular zona erógena estimulada psicopatológicamente desde el siglo XIX por el doctor Charcot.

Traducción (para María-Bomba): ‘Lecciones sobre las enfermedades del sistema nervioso hechas en la Salpêtrière’, célebre hospital parisino.

http://es.wikipedia.org/wiki/Jean-Martin_Charcot

Escándalos espectaculares vs. arte verdadero

El performance de la cubana Tania Bruguera, en el que repartió cocaína, recibió una desmesurada atención mediática. Pero ¿es esto arte o tontería? ¿Qué es el arte hoy? Bastaba alejarse cincuenta metros del lugar del performance y entrar en el museo de la misma Universidad Nacional de Bogotá para deslumbrarse con la respuesta.

por Marianne Ponsford*

El Instituto Hemisférico de Performance y Política es un consorcio que tiene su sede en la Universidad de Nueva York. Su eslogan reza así: “Trabajando en la intersección de la academia, las prácticas artísticas y la vida política en las Américas”. El instituto es una especie de laboratorio de investigación sobre esa práctica artística contemporánea llamada performance, que básicamente quiere decir una creación artística en la que el artista trabaja con su propio cuerpo. Tiene algo que ver con una obra de teatro pero no lo es. Su intención es la de sublevar la conciencia del público con respecto a un tema en particular. Y este tema ha sido, durante varias décadas, de orden político. De ahí que el nombre del instituto incluya las palabras “performance” y “política”. Veinte universidades de todo el continente están asociadas a este instituto a través de sus facultades de artes o ciencias humanas. Desde el año 2000, este instituto lleva a cabo, en asocio con alguna de esas universidades, un encuentro que incluye conferencias y performances. El primero fue en Río de Janeiro, y después vinieron Monterrey, Lima, Nueva York, Belo Horizonte y Buenos Aires. En el 2009 el turno fue para Bogotá. Su socio en Colombia es la Universidad Nacional. El título del encuentro es largo y enredado, como han sido los anteriores: “Ciudadanías en escena: entradas y salidas de los derechos culturales”. Los actos llamados performances no existen sin el público. A diferencia de una obra de arte, un video o un libro, su tiempo es solo el tiempo real, y aunque los artistas mismos suelen grabar sus performances para la posteridad —quizás una incómoda contradicción—, en estos casos, la obra de arte sucede y es irrepetible.

Aunque no todos los performances son de denuncia política (no lo eran los hermosísimos performances de la desaparecida artista María Teresa Hincapié), sin duda los artistas del performance más conocidos son aquellos que trabajan temas políticos. Mezclan protesta, necesidad de escándalo, y pueden incluir agresiones al público como medio para supuestamente sacudir conciencias. Necesitan, desesperadamente, de atención mediática. Sin la controversia que generan los titulares de los medios, estos artistas suelen sentir que su obra no ha “funcionado”. En el pasado, esto podía llegar a tener algún interés. Pero en las sociedades de hoy, en las que los medios de comunicación tradicionales están sumidos en la más grave crisis de su historia, y necesitan venderse también desesperadamente a sí mismos (en el periodismo siempre se habla de “titulares vendedores”), ese tipo de performance político que solo quiere escandalizar, no logra nada más que banalizarse a sí mismo, ser usado por los medios que ellos mismos creen estar usando. Todo se vuelve un carrusel de estupidez. El escándalo por el escándalo. El perfecto titular: “Artista se cose la vagina”, “hombre se corta un dedo en público”, “mujer se come sus excrementos”. El supuesto artista y el medio de comunicación se utilizan mutuamente y quedan del mismo lado de la moneda. Del otro lado, solo queda el vacío. En el caso del performance de Tania Bruguera tan comentado por los medios (un supuesto ex paramilitar, un ex guerrillero y una desplazada hablan mientras una asistente de la artista reparte cocaína), ella quería dar voz a los actores y víctimas del conflicto colombiano y poner en evidencia que el consumo de cocaína está ligado al conflicto. Una posición muy uribista, por cierto, que cuestiona la moralidad del consumo. Lo que hizo Bruguera fue un acto que tuvo mucho de política y nada de arte: actuó como una política. Se saltó las leyes, cometió un abuso de poder al ofrecer cocaína desde la legitimidad que le otorga tanto su fama como el espacio e la obra, en el que supuestamente la realidad suspende, y para colmo, tras el escándalo, se adjudicó a sí misma la posición de “víctima incomprendida” que supuestamente les pertenecía a por lo menos algunos de los actores del conflicto.

Sin ese tipo de protagonismos personales, encarnados, los medios no pueden vivir. Y al parecer, la artista tampoco. Y a todas estas, ¿dónde queda el arte? Aquí por lo menos no está. * En el mundo del arte, la metáfora, la alegoría, la sutileza, la emoción y la profundidad conceptual siguen siendo fundamentales. Son sus pilares. (Basta pensar en el hondo y silencioso dolor que irradiaban las sillas que se desparramaban por las paredes del Palacio de Justicia en la obra de Doris Salcedo.) En la misma Universidad Nacional, a pocos metros del espacio en el que se llevaban a cabo estos vacuos performances, y desaper- cibida para todos los medios de comunicación (con la brillante excepción del artículo de la periodista Dominique Rodríguez en la revista Cambio y con la imperdonable omisión por parte de una página web supuestamente dedicada al mundo del arte, Esfera Pública, que a su vez sí le ha dado un enorme despliegue al debate sobre la Bruguera), se inauguró el jueves 10 de septiembre la exposición La memoria del otro. Es una exposición tan extraordinaria como difícil. Requiere de por lo menos tres horas por parte del espectador, y no hay en ella absolutamente nada que merezca un atractivo titular de prensa, porque las obras de arte allí reunidas son imposibles de banalizar. La exposición incluye a seis artistas, todos europeos. El polaco Krystof Wodiczko presenta seis breves videos de su trabajo. Es decir, no presenta ninguna obra sino los documentos visuales de seis de ellas. Y no la presenta porque Wodiczko no hace obras para museos o salas de exposición. Su trabajo consiste en mostrar gigantescas imágenes de video en las fachadas de edificios públicos con imágenes cargadas de contenido —ese sí, auténticamente simbólico y político. En una de ellas, la imagen desproporcionadamente grande de las manos gesticulantes de una mujer que habla (y cuya cara no vemos) se proyecta sobre la fachada del monumento a la paz de Hiroshima, justo en el borde del agua del río que atraviesa la ciudad. Inevitable pensar en el libro Hiroshima, del periodista John Hersey, que para Gabriel García Márquez es el mejor libro de periodismo escrito en el siglo xx.

En él, Hersey cuenta cómo los quemados por la bomba deambulaban con su cuerpo hecho jirones y se tiraban al río pensando que este calmaría el atroz ardor de sus heridas, pero lo único que lograban era morir más rápido debido al contacto de la carne abierta con el agua igualmente cargada de radioactividad. Las imágenes parlantes de Wodiczko son de una belleza conmovedora y profunda; logran subvertir el sentido de los espacios públicos. Y, lo más importante, cuestionan nuestros prejuicios, nuestra narrativa de la historia, y también la deshumanización de nuestro tiempo. Nuestra cada vez más dramática ignorancia del otro. Al arte no se le puede pedir más. Hannah Collins es británica. La obra que aquí expone es un video de 56 minutos, llamado Historia actual. En la sala en la que se proyecta el video, se han puesto unos pufs para poder verlo cómodamente. Collins pasó catorce días de filmación en medio del gélido invierno de un pueblo remoto llamado Beshencevo, cerca de la ciudad rusa de Novgorod, y ambos lugares son los escenarios protagónicos del video. Ésta es tal vez la obra más hermosa de toda la exposición, y todos los estudiantes de fotografía y artes visuales deberían verla. Por supuesto, no hay en ella una narrativa tradicional. No es ni un documental ni una película. Es una obra de arte. Uno casi creería que lo primero que hizo Collins fue seleccionar su delicada paleta de colores: el blanco iridiscente del implacable invierno, el gris metalizado de las extrañas y vetustas mega infraestructuras de producción soviéticas, y el opaco marrón de las ropas de invierno y de las copas desnudas de los árboles. Hay una melancolía poética luminosa y dulce en este testimonio de obsolescencia, abandono, y supervivencia de una comunidad que ha quedado suspendida en un tiempo sin tiempo, ni soviético ni globalizado, ni pintoresco ni moderno. Y en medio de todo, la vida de esos otros que no pueden olvidarse de sí mismos. El artista napolitano Francesco Jodice es arquitecto. Su obra en la exposición se llama Huellas Secretas, y es una reflexión sobre cómo los habitantes de las ciudades interactúan con ella en su vida diaria. Jodice es un filósofo del urbanismo. En esta excepcional sala del museo, nueve pantallas enormes, puestas de forma oblicua de manera que ninguna se enfrente directamente con otra, se pasan en simultánea cientos de fotografías del trayecto de un lugar a otro —presumiblemente desde la casa a la oficina— de nueve personas, en distintas ciudades del mundo: Kitakyushu, Tarragona, Bolonia, Ostende, Perth, Nápoles, Buenos Aires, Nueva York y Milán.

La cámara fotográfica sigue a cada persona desde atrás, como un espía diligente y profesional (pero ese seguimiento ha sido acordado previamente entre el sujeto fotografiado y el artista. Lo único que la persona no sabe es cuándo se tomarán las fotos). Lo primero que viene a la mente son las palabras del Nobel de Literatura Orham Pamuk: “El otro soy yo”. Viendo esa cascada de imágenes, uno tiene que preguntarse por ese severo anonimato del otro frente al protagonismo inevitablemente narciso de nuestro yo. O al revés: cómo nosotros somos ese personaje anónimo, ese otro invisible, para quien mira desde atrás nuestra rutina cotidiana. Tanto los españoles Antoni Muntadas y Rogelio López Cuenca como la suiza Ursula Biemann fijan su mirada en el mundo árabe, desde esa puerta tan molesta para Europa que es Tánger, hasta los campos de refugiados de los palestinos. La fijan en las consecuencias del 11 de septiembre. Sin duda, la escritura del fallecido intelectual egipcio palestino Edward Said está presente aquí, y llevada a sus extremos más sueltos. Todos los clichés que constituyen nuestro imaginario colectivo sobre Oriente Medio y el mundo árabe fueron arrastrados hasta el límite de la caricatura después del 11 de septiembre por la administración Bush. Una vez exhausta la retórica de la guerra contra las drogas, la guerra contra el terror fue un efectivo reemplazo para atizar un miedo que da votos. Exactamente lo mismo que en Colombia, una vez exhausto el discurso sobre las Farc (ocho años son fatigantes), pasamos a reconstruir el discurso del mismo miedo alrededor de la Venezuela de Chávez. Construimos nuevos enemigos necesarios para fomentar una idea peligrosamente populista de nación. * Ya me dirán ustedes dónde queda el majadero performance de Tania Bruguera frente al arte de verdad. La memoria del otro, cuya curaduría estuvo a cargo de la prestigiosísima teórica catalana Anna María Guash, pone el dedo en la herida de los problemas de la modernidad, una modernidad en la que Colombia sí está inserta, aunque no quieran reconocerlo quienes abogan por una mirada aislacionista y parroquial. Estos seis artistas son un claro ejemplo de un arte que sí sabe ser político en tiempos de globalización, y que propone rescatar al ser humano, recogerlo simbólicamente. Para que nosotros, que también somos los otros, podamos tener lecturas distintas, alternas, frente a los discursos del poder. Esa mirada sobria, compasiva y amorosa, llena de belleza sobre el otro, puede llegar a ser uno de los caminos más justos en la tan necesaria senda de la reconciliación.

El arte del desespero

En los últimos tiempos el campo del arte se ha diversificado: hay un arte para el aburrimiento, un arte para el adorno, un arte para la tristeza y otro para la felicidad. Pero el arte que más atención recibe por estos días es el del desespero. Es un arte que no solo convoca a artistas o a una audiencia especializada, sino que exige del concurso de académicos, políticos y periodistas, de amas de casa y de comentaristas energúmenos.

El arte del desespero desespera. Eso es lo que busca el artista desesperado. «Si el artista es autoconciencia, ¿entonces por qué no ser creadores de alarmas? ¿Por qué no dejar de representar para presentar? ¿En vez de meter otros mundos en el arte meter el arte en el mundo? Trabajar con el cuerpo, el impacto, la atención y la sociedad como entes vivos», dice Tania Bruguera, una cubana, artista del desespero, que hace poco, en un edificio de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Bogotá, convocó al público del arte del desespero: «Les invito a un encuentro ‘performático’ en forma de debate pacífico, basado en el respeto y la convivencia. El tema que nos reúne es la construcción política del héroe».

La artista del desespero puso a tres actores de la guerra a actuar como tres actores de la guerra: un líder de desplazados habló, una ex militante guerrillera habló y la hermana de una mujer secuestrada por la guerrilla habló. Convivieron por más de una hora en la misma mesa y a la luz del heroísmo expusieron pacíficamente sus batallas mientras una ‘sustancia heroica’ era ofrecida al público: unos ayudantes repartían líneas de cocaína con un pitillo para inhalar (no más de dos líneas por persona).

Algunos oyeron lo que los actores tenían que decir; otros se retiraron del lugar, molestos por la droga, indignados, temerosos: una fuerza policíaca, periodística o desconocida podía aparecer en la sala en cualquier momento. Más adelante, el acto fue interrumpido.

«Yo la vi circular (la coca) y nadie dijo nada. Por eso es que estamos tan jodidos. Estoy emputado con mi pueblo, conmigo mismo, no como director de esta escuela, como colombiano. No acepto los muertos, la violencia y no acepto que la cocaína sea algo social que nosotros aceptemos», dijo uno.

«Esta escuela ha peleado de muchísimas maneras contra la drogadicción en nuestro campus. No es cuento moralista. Este no es un evento social, este es un evento artístico. En este campus está prohibida la coca. No lo comparto, lo repudio, esa es mi postura como curador del evento», dijo otro.

«Este acto me parece una sincera payasada. Los que consumieron, por favor, qué falta de patriotismo. Piensan con la nariz». «Estamos acostumbrados a consumir lo que nos dan». «Yo quiero invitar a Tania Bruguera a que hable y diga por qué decidió traer coca». Otro, algo embalado, afirmó: «Que alguien haga oposición no significa que sea guerrillero. Los profesores deberían revaluarse. ¿Con qué cara nos indignamos?».

Y tenía razón. Lo que más indignación causó fue la pose fácil y estratégica de indignación de los encargados del evento, ver cómo cuidaban su puesto de trabajo o cómo invocaban el gran cliché del nacionalismo para cubrirse la espalda mientras desviaban el foco de atención de lo que de verdad debía estar sucediendo: un debate pacífico, basado en el respeto y la convivencia, sobre la construcción política del héroe. ¿O es que la coca era el héroe? Y además, ¿por qué ninguno de los indignados hizo algo imaginativo para detener el acto? ¿Por qué ninguno, en vez de inhalar, sopló como lo hizo Woody Allen en una escena de su película Annie Hall?

Al final, la artista del desespero tomó el micrófono y dijo: «Yo quería dar las gracias a todos los colombianos que están aquí…». Nada más. Y sí, no hizo mucho, solo puso dos situaciones reales, una al lado de otra, para crear un ambiente irreal que resultó de lo más real y de lo más usual: en las inauguraciones del arte del desespero se sirve alcohol, un pharmakon legal. Ese día —no importa si la muestra trata un tema ineludible del arte del desespero; por ejemplo, un desastre de la guerra, la foto frontal de un soldado agraciado y desnudo al que le falta medio pie y posa como el David de Miguel Ángel— algunos dicen con una copa en la mano: «¡Qué bella obra!». Y así queda registrado en las sociales.

La puesta en escena de Bruguera podría recordar el desatino controlado de algunas escenas de películas de Buñuel: una mezcla de El ángel exterminador —donde un grupo de personajes no es capaz de salir de un palacete (en este caso sería el de las Bellas Artes)— con El fantasma de la libertad —donde una familia habla en el comedor sentada en inodoros y cenan sentados a solas en el inodoro— y con El discreto encanto de la burguesía —donde un grupo de miembros de la clase alta europea y un embajador de un país suramericano que contrabandea cocaína en la valija diplomática asisten a una cena cuando se abre una cortina: están en un escenario, ante un público que los mira, se paran y salen de cuadro—.

Pero hablar de cine es anacrónico. El arte del desespero piensa que está lejos de la provocación dadaísta, del surrealismo, del happening, del situacionismo, del teatro… Todo eso es historia. El arte del desespero privilegia la presentación sobre la representación. Su estética es su postura ética. Es más cercano a la filosofía que a la literatura, pero privilegia la opinión al pensamiento. Vive en un realismo histérico que mantiene a su público desesperado y con los nervios a flor de piel. Ya no importa estar a favor o en contra, hacer crítica o contracrítica. El arte del desespero es un hoyo negro: una vez el arte se mete en el mundo los límites desaparecen. El arte del desespero enseña que si se va a usar una pistola debe estar cargada con una bala real y además hay que disparar. Parece ser el arte por excelencia de un mundo sin imaginación: no soy capaz de representar, ergo disparo, tomo la ley en mis manos.

La atención no le falta al arte del desespero. Que un perro muerda al hombre no es noticia; que el hombre muerda al perro, sí. El arte del desespero le entrega a la prensa todo en un solo paquete: hombre, perro y mordida. El artista del desespero conoce bien el caso del perro de Pavlov: pone a sonar en cada lugar el cliché apropiado que ponga a la audiencia desesperada a salivar (y a morder o a lamer, y a gemir o a ladrar).

Esta lección la aprende bien el periodista astuto. Un caso: Diego Guerrero, periodista cultural de El Tiempo, dio inicio a la noticia de la «cocaína en performance en la Universidad Nacional» dos semanas después del acontecimiento y coincidiendo con el dictamen positivo de la Corte Suprema de Justicia sobre la legalidad de la dosis personal. En su nota el periodista omitió enfatizar que la droga había sido comprada por Bruguera con su dinero, no con dinero del Estado, como había quedado claro en la declaración que redactó la artista para un foro.

Y entonces ministros, rectores y párrocos salieron a recular y luego el foro de Internet del periódico hizo lo propio con sus comentaristas al ofrecerles en bandeja la siguiente línea de texto: «¿Considera que la repartición y consumo de cocaína durante una exposición de arte en la Universidad Nacional fue amoral, ilegal o inadecuada?». Además, convertir todo arte en arte del desespero le da glamour al escándalo habitual y sirve de cortina de humo. Ejemplos: el secuestro y censura de una obra de Wilson Díaz hecho por el embajador Carlos Medellín fue una noticia más importante que la mediocre actuación del representante consular ante el Reino Unido; el robo de un Goya en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño recibió más atención que la desaparición de 643 millones de pesos de esa institución; la censura del Convenio Andrés Bello a una imagen de Hugo Chavez vestido de Chapulín Colorado fue más llamativa que el millón ochocientos mil dólares que tienen embolatados en contratación.

Ante el auge del arte del desespero no hay mucho que hacer. Lo mínimo sería proponer un arte de la calma, pero hoy, a 10 años de la instauración de los realities y en medio de «tanta violencia», no hay público ni distancia. El desespero manda.

«¿Por qué es hermoso el arte? Porque es inútil. ¿Por qué es fea la vida? Porque toda ella es fines, intenciones y propósitos», afirma Fernando Pessoa. Frases como esta se pierden en el último confín del universo, abandonan la tierra, la barrera que las detenía ha sido derribada…

Por Lucas Ospina,
artista y profesor de la U. de los Andes.

http://www.cambio.com.co/culturacambio/847/6184648-pag-2_2.html

Del oscurantismo mediático

“Por más indescriptible que sea el holocausto, hay una poesía que puede describirlo” afirma J. M. Coetzee, en referencia al poema “Fuga de muerte” de Paul Celan, el cual fue escrito entre 1944 y 1945 como denuncia a los campos de exterminio nazi. El desafío es grande. La apuesta poética ante temas tan difíciles de escribir por terribles y desgarradores, es muy compleja ya que une posiciones ético-políticas, a veces plurales y difíciles de definir, con visiones estético-poéticas particulares, por lo regular contradictorias, lo que vuelve paradójico el panorama. He allí el reto: escribir sobre, dentro y desde el horror con un gran ethos y una excelente calidad poética, profundizando en los niveles tanto individuales y colectivos como simbólicos.

Dicho reto se hace más patético en un sistema que gerencia el totalitarismo mediático, provocando holocaustos, ya no sólo como exterminios corporales y raciales sino mentales y simbólicos, convirtiendo en show todas sus formas de autoritarismo. Tal es la esencia del fascismo decía Walter Benjamin: la pantallización, el hechizo y el teatro, junto a la liquidación de las distancias entre política y medios, es decir, la estetización de la política. Las actuales simuladas democracias utilizan dichos procedimientos. Ello ha desembocado en lo que Giovanni Sartori llama la videopolítica, un estupendo y fructífero matrimonio entre política y mass medias, cuyas consecuencias son preocupantes: asumir la democracia como objeto de consumo y desecho; crear una opinión pública dependiente, desinformada y engañada; volver invisible las justas protestas y peticiones de la sociedad civil; promover el desinterés hacia los asuntos públicos y la despolitización en masa, todo ello cantando al unísono con la manipulación y malintención de las encuestas y sondeos de opinión, cuyas preguntas condicionan de una vez las respuestas, produciendo estadísticas falseadas.

Tal es nuestro holocausto mediático; tal la catástrofe ética y moral que el cinismo autoritario produce. “Como resultado del advenimiento de la videopolítica, nos dice Sartori, la opinión pública se ha empobrecido subyugada desde el interior. Para ser digna de su nombre, la opinión pública debe ser espontánea, creada desde el interior (…). Tenemos más y más opiniones que se encuentran en el público pero que no son creadas por este; la mejor evidencia se encuentra en la democracia por sondeo (…). En realidad hay muy poca opinión hecha por el público”. Un gobierno que se sostiene a punta de amañados sondeos está construyendo “una forma irresponsable de gobernar” afirma Sartori.

Si algo queda claro cuando observamos el matrimonio política-medios es que se nos ha introducido a un neo-oscurantismo retardatario, el cual se ejerce en nombre de la libertad de expresión. Dicho neo-oscurantismo, eufórico, moralista, sensiblero e inmediatista, se caracteriza por un mediocre perfil intelectual y conceptual. De por sí aplaude y promueve la emocionalidad irreflexiva, el sensacionalismo estridente, una vocación por la escenografía desmedida, el espectáculo de la euforia en línea, pero con una burda doble moral la cual condena, en sus tribunales de inquisición mediática, todo hecho que ponga en peligro la tradición conservadora y sus costumbres. Como tal, la videopolítica asume y asimila las simbologías del deporte extremo: una agresividad del “sin límites” contra el opositor; un comprobar su energía doctrinaria y sectaria en la competencia por el poder hasta posicionar un individualismo inmediatista, excitado al máximo. Esto está creando grandes masas de adictos a la emotividad agresiva, violenta y fanática. Con ello se tiende al aplauso de todo lo despótico y autoritario. Nada más próximo a una reacción en cadena hacia lo que signifique ruptura, confrontación, cambio de status. El neo-oscurantismo asegura así una larga vida gracias a las siniestras nupcias entre medios, política y estetización.

¿Cómo describir artísticamente esta forma de holocausto y de mortandad mental? ¿Cómo lograr establecer en medio de este mordaz autoritarismo tecno-oscurantista y servil, la autonomía, la lucidez y la libertad de opinión crítica? Recordemos las palabras de Octavio Paz: “la índole de nuestra sociedad es tal que el creador está condenado a la heterodoxia y a la oposición. El artista lúcido no esquiva ese riesgo moral”.

Esto plantea los desafíos ético-estéticos de los artistas al cifrar y descifrar las circunstancias de este nuevo holocausto terrible y paradójico. Frente a ello ¿qué nos queda? ¿La negación o la afirmación? ¿El escepticismo o un eufórico entusiasmo? ¿El desconsuelo o la salvación? Queda la posibilidad de que el arte crítico sea una apuesta constructiva en medio de la empresa destructora en masa de la videopolítica retardataria. El arte se muestra, de este modo, como el anverso del neo-oscurantismo al reivindicar su autonomía y un fuerte principio de confrontación. Sin embargo, las dudas sobre las posibilidades reales que tiene el arte de causar efectos en el campo de la vida lo despoja de su fuerza de renovación formal y funcional. Los medios, al relajar la verdadera esencia del arte, buscan que éste mantenga una posición de consenso, aceptación y armonía con lo existente, cuando en realidad su naturaleza se encuentra en el disenso, la controversia y el debate. Por lo mismo, la videopolítica y el neo-oscurantismo mediático han logrado, en palabras de Mario Perinola, convertir “al público en una especie de tabula rasa extremadamente sensible y receptiva, pero incapaz de retener lo que se escribe en ella más allá del momento de la recepción y de la transmisión”. Sin embargo, recordando a J. M. Coetzee, por más indescriptible que se presenten el neo-oscurantismo y el holocausto simbólico-mental, habrá siempre un arte y una poesía de resistencia que lo desenmascare, describa y desafíe.

Carlos Fajardo

*Poeta, ensayista y catedrático colombiano

http://con-fabulacion.blogspot.com/2007/08/del-oscurantismo-mediatico.html