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Los sistemas pueden entenderse como unidades cuyas estructuras se configuran a partir de las interacciones y la interdependencia de sus partes. El proceso de trans-acción es inherente a la actividad de los sistemas, entendido esto como la interacción simultanea e interdependiente entre múltiples componentes. En términos operacionales un sistema se entiende como un conjunto de elementos que ordenadamente enlazados entre sí intervienen en una función, esquema o plan y conforman a su vez una unidad compleja e irreductible. Los sistemas pueden ser visuales, conceptuales, culturales, sociales, etc. Se trata de entidades físicas y mentales que para subsistir intercambian energía y orden con el entorno.

Desde esta perspectiva, toda realidad conocida, partiendo del átomo hasta la galaxia, pasando por la molécula, la célula, el organismo y la sociedad, puede ser interpretada, sin ánimo reductivo o simplificante, como sistema, es decir, como asociación combinatoria de elementos diferentes.

Los objetos pierden su aspecto sólido y ssu contorno definido: en lugar de esencias y sustancias, organización; en lugar de unidades simples y elementales, unidades complejas; en lugar de agregados que forman cuerpos, sistemas de sitemas de sistemas. El objeto ya no es una forma-esencia y/o una materia-sustancia. Ya no hay una forma molde que esculpa la identidad del objeto del exterior. Se conserva la idea de formar, aunque transformada: la forma deja de ser una idea de esencia para convertirse en una idea de existencia y de auto-organización.